En 1998, una Britney Spears de escasos 17 años y ajustado traje colegial debutaba en los rankings de videos musicales con Baby One More Time, un tema que al volverse un hit mundial, grabó su imagen como una de las adolescentes más icónicas y codiciadas de todos los tiempos.
Porque dejando de lado los cargos por pedofilia, esta chica cuyo rostro mezclaba tanta inocencia como seducción tenía algo que todos los hombres deseamos en una mujer: juventud… y su rubia cabellera.
Por favor no nos culpen; cargamos con ello en los genes. Y queda demostrado en que desde Marylin Monroe hasta Scarlett Johansson, las rubias siempre han sido las preferidas de la mayoría de los hombres. Es algo que incluso el famoso naturalista británico Charles Darwin había observado, pero que la ciencia del siglo XIX no le proveía de las herramientas para demostrarlo.
Hoy sí. En 2008, el psicólogo polaco Piotr Sorokowski realizó un estudio donde pidió a 360 hombres de entre 18 y 46 años de edad calificar el atractivo de una serie de fotos de 9 mujeres. El truco era que en realidad se trataba de las mismas féminas, cuyas imágenes habían sido manipuladas digitalmente para aparecer con el pelo rubio, castaño y moreno.
¿El resultado? Las rubias -verdaderas o falsas- ganaron por paliza.
Pero cuidado: la razón no se basa directamente en el color del pelo, sino en lo que los hombres ni siquiera estamos conscientes de qué significa para nosotros. Y para comprenderlo tendremos que remontarnos un poco en el tiempo… unos 11 mil años.
Todo por un mamut
Las teorías más aceptadas sobre la evolución humana indican que nuestra especie, el homo sapiens, surgió en las llanuras de África, cuando esta era una tierra más generosa. Posteriormente, las diferentes tribus comenzaron a dispersarse por el mundo, adaptándose a sus nuevos ambientes.
Y hace 11 mil años, algo curioso pasó con nuestros antepasados que migraron al norte de Europa, hacia fines de la última era glacial. Dado que en aquellas latitudes el sol irradia mucho menos rayos UVB (ultravioleta de onda media) que en el continente negro, la piel y cabello de aquellos seres humanos comenzó a despigmentarse para poder absorberlos, a fin de poder sintetizar la provitamina D3.
Ahora, mientras en África y sur de Europa seguía siendo común que las mujeres salieran a recolectar frutos para complementar la cacería que hacían los hombres, en la gélida Europa del Norte la situación era muy diferente. El terreno estaba cubierto por hielo, por lo que las hembras dependían de que los machos salieran de caza y les trajeran algo de carne de mamut o bisonte… claro, si sobrevivían.
Según explica al diario británico The Guardian la especialista en psicología de la evolución, Carole Jahme, la situación pudo tornarse crítica al morir muchos hombres y haber un número cada vez mayor de mujeres fértiles, al punto de competir entre ellas por la posibilidad de tener un compañero que les brindara alimento y permitiera procrear.
Sí. Habría sido el paraíso de todo hombre, con decenas de mujeres a tu disposición… claro, salvo por las temperaturas bajo cero y porque debías probar tu valía matando a un animal 10 veces más grande que tú, el cual podía derribarte con una simple embestida. Detalles.
Fue en ese punto cuando las mujeres comenzaron a desarrollar características como los ojos azules y el pelo rubio, en busca de sobresalir de sus pares. Esto porque ambos rasgos se asocian a una mayor juventud y por ende, fertilidad, que era el interés de los hombres. Esto se confirma al notar que las rubias caucásicas suelen tener otras características que podríamos considerar juveniles, como narices y mandíbulas pequeñas, barbillas en punta, menor distancia entre los hombros, una piel más suave y menor cantidad de vello en el cuerpo, además ser más energéticas y juguetonas.
Pero, ¿por qué hay hombres rubios?… No saquen conclusiones apresuradas. De hecho es bastante lógico.
Dado que la combinación de ojos azules y cabello rubio la portan dos genes recesivos, distintos pero relacionados, un hombre con estas características podía tener mayor certeza de que su prole efectivamente le pertenecía si elegía como compañera a otra rubia de ojos azules y sus hijos heredaban ambos rasgos.
“Un hombre de ojos azules con una pareja de ojos castaño no habría tenido la misma certeza de que su hijo de ojos castaños fuera realmente suyo, y entonces, de que valiera darles un trozo del mamut que había cazado arriesgando su vida, para luego arrastrarlo durante días a través de kilómetros de tundra congelada”, explica Jahme.
Esta teoría es coherente de por qué las mujeres no reparan tanto en los rasgos de belleza física como los hombres. Claro, nosotros buscamos juventud y por ende, fertilidad; ellas, fuerza o poder para conseguir recursos que le aseguraran la supervivencia, como un cuerpo musculoso capaz de protegerlas y cazar animales.
Al parecer don Ramón algo de razón tenía cuando le decía al Chavo que el hombre debe ser “feo, fuerte y formal“. Ahí quedaste, Brad Pitt.
La popularidad de las rubias en el mundo
Pero bien, 11 mil años son suficientes. ¿Por qué los hombres seguimos prefiriendo a las rubias pese a que ya no tenemos que cazar mamuts, ni ellas depender de nosotros para sobrevivir?
El neurólogo indio Vilayanur Ramachandran postuló en 1997 que los hombres seguimos siendo atraídos hacia las rubias de tez clara como un indicador de buena salud. En efecto, sobre una piel blanca es más fácil identificar signos de enfermedad o infecciones, lo que nos permite a los hombres asegurarnos -de forma inconsciente- de que la chica que nos gusta tiene buena salud.
Nuestra preferencia por las rubias llega a niveles tan absurdos, que un estudio de 1993 reveló que desde las décadas de los 50 a los 80, las “conejitas” de la revista Playboy han sido principalmente rubias, excediendo groseramente el escaso 10% a 12% de mujeres rubias naturales que existen en la nación estadounidense.
Y por si se lo preguntan, la mayor cantidad de rubias naturales en el mundo las tienen las naciones escandinavas, con sobre el 80% de la población. En tanto, en Chile apenas superan el 1%.
Pero chicas, antes de que corran a comprar agua oxigenada, volvamos al estudio de Sorokowski, el de las “rubias atractivas”. La verdad es que esto era verdadero sólo en el caso de las mujeres sobre cierto rango de edad. Cuando se trataba de mujeres jóvenes -entre 20 y 30 años- los hombres no se dejaron guiar por el color de pelo a la hora de marcar sus preferencias.
Esto porque el rubio es un indicador de juventud, y no necesariamente de belleza por sí solo.
¿Quieren saber un último dato? Contrario a la famosa película de la diosa de Hollywood, no todos los caballeros las preferimos rubias debido a algo muy tierno: la amistad.
Sucede que en 2009, J.T. Rowell y M.R. Servedio realizaron un estudio que confirmó cómo los hombres -si bien podemos sentir una atracción natural hacia las rubias- hemos aprendido a diversificar nuestros gustos no sólo por un tipo de color de cabello en especial, sino por todo tipo de rasgos físicos, a fin de evitar una competencia genocida en nuestro género.
Más aún, ambos investigadores comprobaron que cuando un hombre manifiesta su interés en una mujer, es muy probable que sus amigos no la encuentren atractiva, a fin de no provocar rencillas y mantener la amistad.
Así que mantengan aquellos bonitos tonos de pelo oscuro. Ya conocen ese otro dicho, “a los hombres les gustan las rubias pero se casan con las morenas”. Y si eres un hombre que porfía en tener una rubia a su lado, ya lo sabes: sólo debes conseguir un mamut…