El poder del tenis estuvo a 8 votos de pasar de las potencias occidentales a las emergentes de Asia. Ocho votos que se obtuvieron en lobbys interminables por los amplios salones y pasillos de un conocido hotel de cadena norteamericana -ubicado en el sector oriente de Santiago- con más de 120 dirigentes del todo el mundo buscando consenso para designar al nuevo presidente de la Federación Internacional de Tenis.
Nunca antes la capital o ciudad destacada de un país ubicado de México hacia abajo había sido designada para un Congreso Mundial de dicha Federación. Impecablemente organizada entre esa Federación y la Federación de Tenis de Chile, la reunión de tres días atrajo el interés del tenis internacional, ya que debía designarse al nuevo mandamás para reemplazar a Francesco Ricci Bitti, el italiano que dirigió a ese organismo durante 16 años y que parte al comité Olímpico Internacional.
El viernes 25 de setiembre por la mañana y tras un primer acercamiento hacia el consenso, finalmente los delegados optaron por el voto que dejó de lado al que era el candidato de todos: el catalán Joan Margets, muy conocido por el mundo del tenis latinoamericano. Sin embargo, Margets apenas cosechó 56 votos, lo que fue un cachetazo a las aspiraciones de los países menos poderosos de esta parte del mundo.
Quedaban como oponentes el norteamericano Dave Haggerty con un largo recorrido en el tenis de su país, expresidente de empresas ligadas al deporte y exconductor de la Asociación de Tenis de los Estados Unidos (USTA) y el indio Anil Khanna, un directivo que había anunciado, previamente, que si contaba con los votos para convertirse en presidente de la ITF realizaría cambios de fondo en la conducción.
Tal vez pecó de sincero en un ámbito en el que precisamente lo que falta es eso: sinceridad y respeto por lo que se promete en las negociaciones. Tan seguro estaba Khanna de una opción clara que estaba acompañado por medios de comunicación de su país y de otros estados asiáticos. Pero evidentemente haber anunciado que, por ejemplo, cambiaría la sede de la ITF ubicada en Londres para llevarla probablemente hacia oriente; que les solicitaría a la ATP y WTA, las entidades que rigen el tenis masculino y femenino, una contribución de 50.000.000 de dólares anuales a cada una para apoyar al desarrollo del deporte en naciones menos favorecidas económicamente y otras ideas con olor a revolución, hizo virar hacia Haggerty la suficiente cantidad de votos (200) para sepultar el intento de cambios de Khanna (192 sufragios). ¿Cómo se desniveló a favor de Haggerty?. Las potencias con más votos (USA, Francia,Inglaterra, Australia y Alemania) 12 cada una, América Latina (con Chile incluída) y los países de Europa occidental, fueron una fuerza superior ante el avance de Asia.
Por parte baja muchos dirigentes opuestos a Khanna, argumentaban que el peso del tenis mundial históricamente lo han llevado las potencias de occidente más Australia, que los más grandes torneos se organizan en esos países y que la contribución económica es de por sí cuantiosa. Un detalle que no pasó inadvertido en todo caso es que Khanna representa a una cultura, la de su país y muchos de los que lo apoyaron, que en ciertos aspectos difiere de la occidental. Y recordaron el caso de la tenista india Sania Mirza, hoy una de las mejores doblistas del mundo en compañía de Martina Hingis.
Cuando Mirza surgió como una potencial figura en el concierto femenino, precisamente de su país y otros cercanos le exigieron que no se presentara a jugar como las occidentales, es decir con faldas cortas, sin hombros al aire y menos escotes. Mirza no aceptó esas presiones y debió irse de la India porque las sugerencias se convirtieron en amenazas. Y las mismas incluían a su familia.
En todo caso Haggerty sabe que algunas cosas deberán cambiar. El poder de Asia se vio en la cantidad de votos que obtuvo su contendor y en la cantidad de torneos de altísimo nivel organizativo y económico que se realizan en ese continente. Y, lo más importante, los jugadores que representando a esas tierras van ocupando sitios en los cuadros de los torneos y en los ránkings internacionales.
Haggerty gobernará desde 2015 a 2019 junto a un directorio en el que trabajará un chileno, Sergio Elías, único representante sudamericano en el mando del tenis mundial.