El ministro en visita extraordinaria para causas por violaciones a los Derechos Humanos de la Corte de Apelaciones de Santiago, Mario Carroza, está tomando declaración a otros cuatro ex uniformados por su presunta responsabilidad en el crimen que terminó con la muerte del fotógrafo Rodrigo Rojas de Negri y que dejó a la estudiante Carmen Gloria Quintana con serias lesiones que estuvieron a punto de quitarle la vida.
Esto luego que la Brigada de Derechos Humanos de la Policía de Investigaciones concretara la detención del retirado teniente del Ejército Pedro Enrique Fernández Dittus, además de los ex conscriptos Leonardo Antonio Riquelme Alarcón, Juan González, Walter Lara y Pedro Franco Rivas.
Recordemos que el pasado 24 de julio Carroza, sometió a proceso por su responsabilidad en los delitos de homicidio calificado de Rojas, y de homicidio calificado frustrado de Quintana, en calidad de autores, a Luis Zúñiga González, Francisco Vásquez Vergara, Julio Castañer González, Iván Figueroa Canobra, Nelson Medina Gálvez y Jorge Astengo Espina. Siendo además sometido a proceso Sergio Hernández Ávila, en calidad de cómplice de los ilícitos.
Esta serie de acciones se sucedieron tras conocerse el testimonio del ex conscripto Fernando Guzmán, quien el pasado 21 de julio declaró ante el ministro Carroza, rompiendo el pacto de silencio que los involucrados habían jurado guardar y confirmando la versión de Carmen Gloria Quintana que señala que ella y Rojas fueron rociados con bencina e incendiados por sus captores. Luego Fenández Dittus ordenó que los cuerpos humeantes fueran cubiertos con frazadas y subidos a uno de sus vehículos para abandonarlos.
El informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, que presidió Raúl Rettig, explica que las víctimas fueron detenidas en una protesta en Estación Central el 02 de julio de 1986 por efectivos de una patrulla militar “uno de los cuales llevó hasta el lugar elementos incendiarios que los jóvenes habían dejado abandonados más atrás”.
El informe Rettig no establece precisión respecto a cómo los detenidos terminaron ardiendo a lo bonzo, sólo señala que en un “incidente confuso que se ha controvertido judicialmente, se produjo la inflamación de los dos detenidos” y luego los militares apagaron el fuego envolviendo a los dos jóvenes en frazadas.
“Luego los subieron a un vehículo militar y los dejaron abandonados lejos del lugar de detención. Más tarde fueron auxiliados por particulares y recogidos por funcionarios de Carabineros, quienes los hicieron transportar en un automóvil particular a un centro asistencial donde recibieron atención médica. Sólo logró salvarse la joven. Rodrigo Rojas falleció el 06 de julio en la Posta Central”, se relata.
“Es muy curioso que la parka que tenía el joven no estaba quemada por fuera, la quemadura es por dentro. Sería malo que yo pensara de un muerto mal, pero me da la impresión de que a lo mejor llevaba algo oculto, se le reventó y se produjo la quemazón por dentro”, comentó Augusto Pinochet tras la muerte del joven.
Ese planteamiento de un “incidente confuso” fue determinante en la primera investigación del caso, que cerró con Pedro Fernández Dittus, el jefe de la patrulla, condenado preliminarmente a una pena de 600 días de presidio sin remisión, que fue luego cambiada por la Corte Marcial al estimar que su accionar sólo fue negligente.
Así, Fernández cumplió una condena de un año en el penal de Punta Peuco, al cabo del cual consiguió acreditar ante la Comisión Médica del Ejército el padecimiento de una “psicopatía orgánica” que la justicia castrense consideró como atenuante y le permitió acceder a la libertad que gozaba hasta ahora.