Cinco de los militares procesados por su participación en la tragedia en Antuco, continúan trabajando en el Ejército.
No contaban con la vestimenta correspondiente, no había certeza de las medidas de seguridad y el frío se agudizaba bajo una intensa tormenta de viento blanco. Aún así, los conscriptos se vieron obligados a marchar entre los faldeos del volcán Antuco y la Laguna Laja bajo la presión de sus superiores. 44 conscriptos y un sargento segundo perdieron la vida.
¿Qué pasó con aquellos que fueron sindicados como los responsables? De los siete oficiales a cargo de los jóvenes esa noche, cinco se encuentran actualmente trabajando en el Ejército, incluso algunos en servicio activo.
Patricio Cereceda
El mayor en retiro y comandante del Batallón, Patricio Cereceda Truán, fue el único condenado a pena de cárcel efectiva por la responsabilidad del Ejército en las decisiones que terminaron con la vida de los jóvenes, aquel 18 de mayo de 2005.
Hace diez años, Cereceda estaba a cargo del Batallón Andino, compuesto por cinco compañías de soldados: Plana Mayor y Logística, Cazadores, Ingenieros, Morteros y Andina. De éstas, las dos últimas salieron a marchar el 18 de mayo bajo su orden.
Si bien en el expediente judicial hay testimonios que dan cuenta que aquella noche él llamó por radio hasta el Regimiento, pidiendo cambiar la fecha de la marcha porque el tiempo no era bueno, le respondieron que debía realizar la caminata. No hubo claridad de quién le dio la orden. Entre sus superiores estaba el comandante del Regimiento, Roberto Mercado, y el segundo comandante Luis Pineda.
A la mañana siguiente, con esa orden superior, Cereceda también recibió de parte del capitán Olivares y otros instructores, la recomendación de no marchar, sin embargo, había que obedecer el mandato.
Hay que destacar que desobedecer a los superiores o cuestionar las órdenes, era motivo de una sanción registrada en su hoja de vida. Esto dejaba marcado al comandante y dificultaría su ascenso militar. Incluso los oficiales podían pedir días de arresto contra quien no cumplía.
Aquella decisión no sólo marcó el futuro de los uniformados, sino que trajo consigo una serie de cuestionamientos a las órdenes de los altos mandos que debían cumplirse sin objeciones.
Se caracterizaba por su carácter arrogante, apático y distante durante la campaña, y es que el “Pollo” Cereceda -como lo llamaban sus compañeros en la Escuela de Oficiales- era un recién llegado y no tenía pares de promoción en el Regimiento de Los Ángeles, donde asumió en febrero de aquel 2005.
Fue sentenciado a 5 años de cárcel en el penal Punta Peuco por cuasidelito de homicidio e incumplimiento de deberes militares, lugar en el que permaneció sólo tres años y salió en 2011 bajo la libertad vigilada.
Actualmente se encuentra divorciado y sobrevive con la pensión que recibe del Ejército. Desde el 2011 estaría dedicado a la venta de productos geriátricos y refugiado en la religión.
La última vez que se le vio en el Ejército fue el pasado 17 de marzo, cuando participó en la ceremonia de los nuevos cadetes de la institución. Allí le entregó el espadín a su hijo.
Roberto Mercado
Distinto fue el destino para el ex comandante del Regimiento Los Ángeles, Roberto Fernando Mercado Olguín, quien cumplió en libertad la pena remitida de tres años, tras ser condenado por incumplimiento de deberes militares.
A Mercado se le responsabilizó por el reconocimiento del sector Los Barros, ya que autorizó el terreno para la marcha sin verificar las medidas de seguridad en el despliegue de las unidades.
Probablemente hasta ahora sea desconocido, pero el hanta jugó un rol fundamental en esta historia. De acuerdo al expediente, los periodos de instrucción básica del regimiento Los Ángeles se hacían en un lugar denominado Laguna Verde, cerca de los Saltos del Laja, en un campo propiedad de un agricultor.
Justo en ese verano se registraron varios casos de hanta, razón por la que se analizó el terreno, y con la idea de que podría ser un riesgo para la tropa, decidieron trasladarse hasta el refugio militar Los Barros, en los faldeos del Volcán Antuco, utilizado desde su creación sólo para formación de montaña.
El coronel Mercado evaluó las alternativas, y decidió que la cordillera era la mejor opción…
Los ex soldados lo recuerdan como un hombre cercano y una muy buena persona. Era afectuoso. De hecho cuando los jóvenes llegaron a hacer el servicio militar, donde era habitual recibir tratos duros, les dijo “el primero que los llegue a tocar, lo echo inmediatamente de acá, porque acá no se admite el maltrato físico”. Sin embargo, pagó por decidir el terreno; él estaba a cargo.
Según ha relatado posteriormente, nunca tuvo injerencia en la decisión de su subalterno, y criticó la rapidez con la que se llevó a cabo un juicio de esa magnitud, pero había que encontrar culpables y el hilo se cortó por lo más delgado.
Actualmente está en condición de retiro, sin embargo, es asesor a honorarios en el Comando de Educación y Doctrina del Ejército; y es padrino de una de las hijas de uno de los sobrevivientes.
Luis Pineda
En esa época, el teniente coronel Luis Enrique Pineda Peña, segundo comandante del Regimiento Los Ángeles, recibió una pena remitida de 541 días por incumplimiento de deberes militares. Se le acusó de ocultar información relevante y no asesorar al comandante, considerando que su obligación era mantenerlo informado.
Pineda es recordado como amigo de las cámaras y la prensa. Era evidente su manifestación de llegar a convertirse en general. No lo escondía. Incluso la idea de Pineda era que las compañías que habían marchado el 17 de mayo llegaran hasta uno de los accesos de la ciudad y caminaran unos 10 kilómetros al Regimiento, paseándose por las calles.
Si bien Pineda lo negó en los careos, según el expediente judicial, él dio la planificación de marcha, visada por Mercado.
De acuerdo al Ejército de Chile, Pineda se encuentra actualmente en condición de retiro, sin embargo, se desconoce si tras el proceso judicial continuó ejerciendo en la institución o si prestó algún servicio, como lo hizo el coronel Mercado.
Claudio Gutiérrez
El ex capitán de la Compañía Andina, Claudio Gutiérrez Romero, corrió mejor suerte y sólo fue acusado de cuasidelito de homicidio con una condena de 841 días de pena remitida.
Ello no fue obstáculo para que ascendiera al grado de Teniente Coronel y siga en servicio activo del Ejército, en el Comando de Industria Militar e Ingeniería.
Hace diez años, durante el ejercicio, Gutiérrez contaba con cursos de Montaña, y de Combate Especial. Era probablemente la persona más capacitada para recomendar no marchar ese día.
Sin embargo, sobreexigió como no ocurrió con ninguna otra compañía a su tropa. En vez de que salieran a marchar con lo mínimo indispensable, los llevó a la caminata con todo el equipo, es decir, 30 kilos en la espalda más el fusil. Sin ninguna indumentaria adhoc para condiciones de frío.
“(…) nos reunimos todos los instructores de la compañía “Andina” con mi Capitán Gutiérrez, y le hicimos presente que el tiempo no estaba apto para marchar y que el equipo que llevarían los soldados para la marcha era muy pesado, unos 30 kilos aproximadamente, considerando que los soldados nunca antes habían marchado. Mi Capitán Gutiérrez respondió que los soldados debían marchar igual ya que los soldados iban a aguantar (…)”. (Declaración extraída de la sentencia definitiva del ministro en visita).
Pudo haber dicho que regresaran, pudo haber echado pie atrás con la orden de marcha.
Cheyre lo presentó el 20 de mayo como un héroe por salvar al soldado Luis Humberto Hernández Meza, de la compañía Morteros.
Carlos Olivares
Similar situación vivió el ex capitán de la Compañía de Morteros, Carlos Olivares Oyanguren, quien al igual que Gutiérrez, tuvo una pena remitida de 841 días.
Ahora, es Mayor de Ejército y se encuentra en servicio activo en el Comando de Bienestar de la institución.
Para mayo de 2005, Olivares no tenía formación de Montaña. En su compañía solo había dos instructores que contaban con la especialidad.
Olivares, quien a duras penas sobrevivió, planteó la posibilidad de suspender la marcha por las condiciones del tiempo, pero Cereceda lo descartó.
En general los ex soldados lo recuerdan como una buena persona y con aprecio.
Los absueltos
El suboficial mayor Carlos Daniel Grandón Portilla, y el sargento segundo de la compañía Morteros, Avelino Iván Tolosa Calderón, procesados por cuasidelito de homicidio en su momento, fueron absueltos en la causa.
El primero es Suboficial Mayor en el Regimiento Reforzado Nº7 “Chacabuco” en Concepción y Toloza es Suboficial en la Compañía Andina Nº20 “Cochrane”, en Coyhaique.
Las sanciones del Ejército
Y mientras la investigación judicial eximió a los instructores de responsabilidad penal, el sumario interno fue muy distinto.
En noviembre de aquel año, el Comandante en Jefe del Ejército de la época, Juan Emilio Cheyre, dio de baja a los altos mandos implicados en la tragedia, es decir, al mayor Cereceda, el coronel y el teniente coronel Pineda.
Además sancionó con días de arresto a cuatro oficiales: 3 días para el capitán Alejandro Covarrubias, 5 para el capitán Carlos Olivares, 2 días para Claudio Gutiérrez, y Gabriel Alliende.
Los suboficiales Daniel Grandón recibió 7 días de arresto, el sargento segundo Avelino Tolosa 6 días, y el cabo Cristián Hernández 10 días.
BioBioChile intentó conocer a qué se debe la continuidad de algunos de los responsables de las víctimas del frío y cansancio, sin embargo, declinaron referirse al tema, bajo el argumento que en la conmemoración de la tragedia el comandante en Jefe del Ejército, general Humberto Oviedo, hablará sobre el asunto.