Dos agentes de la ciudad estadounidense de Ferguson resultaron heridos de bala el jueves de madrugada durante una protesta por el trato que reciben los afroamericanos por parte de la policía, formada en su mayoría por agentes blancos.
Uno recibió un impacto de bala en la cara y el otro en el hombro cuando la policía intentaba dispersar una manifestación en los alrededores de la comisaría de este pueblo de Misuri, informó el jefe de policía del condado de San Luis, Jon Belmar.
Belmar afirmó que los oficiales, de 32 y 41 años, estaban conscientes pero que sus heridas eran graves.
Entre 60 y 70 personas se habían desplazado hasta la comisaría y algunos bloquearon las calles y las aceras, por lo que las autoridades mandaran allí a los agentes.
Ferguson se ha convertido en los últimos meses en el epicentro de las protestas por el trato que reciben en Estados Unidos los jóvenes afroamericanos por parte de la policía, mayoritariamente blanca.
El miércoles, el jefe de la policía de Ferguson dimitió después de que el departamento de Justicia publicara un severo informe sobre la muerte el 9 de agosto de Michael Brown, un adolescente negro que iba desarmado y que murió por disparos de un policía, Darren Wilson.
Esta muerte provocó una ola de protestas y un debate en todo el país sobre la raza y la aplicación de la ley. No obstante, Wilson no fue acusado de aquella muerte.
Belmar dijo que la protesta del miércoles estaba dispersándose cuando al menos se dispararon tres tiros.
“Los agentes de policía estaban allí y fueron tiroteados. Sólo porque eran policías”, dijo Belmar a la prensa en el lugar de los hechos, añadiendo que los oficiales estaban vivos y conscientes, aunque aseguró que no está claro de dónde venían los disparos.
Un testigo, Markus Roehrer, dijo a la CNN que el sonido llegó desde alguna distancia por detrás del pequeño grupo de manifestantes. “Atribuirle esto a los manifestantes sería algo totalmente injusto”, dijo a la CNN.
Prejuicios raciales
El departamento de Justicia dijo el miércoles que no había pruebas suficientes para abrir un proceso contra Wilson por violaciones de los derechos civiles federales pero condenó al ayuntamiento de la ciudad, al departamento de policía y a la corte municipal por actuar guiándose por prejuicios raciales contra la mayoría afroamericana para generar ingresos.
La familia de Brown indicó que tiene la intención de presentar una demanda contra Ferguson y Wilson, a quienes acusa de muerte ilegal.
Otros funcionarios de Ferguson dimitieron, incluyendo el juez de la corte municipal, dos comandantes de policía veteranos —entre ellos el supervisor de Wilson— y el miércoles el jefe del cuerpo de la ciudad.
El alcalde de Ferguson, James Knowles, prometió un plan de reformas para esta localidad de 21.000 habitantes, donde dos de cada tres residentes son afroamericanos.
En un país donde el espectro del racismo sigue vivo, el presidente Barack Obama, primer presidente negro de Estados Unidos, reconoció que el problema supera los límites de Ferguson.
“No pienso que esto [que sucedió en Ferguson] sea típico de lo que pasa en el país, pero no es un incidente aislado”, afirmó la semana pasada.