No tenía la personalidad más dócil ni el genio más fácil de llevar, precisamente por su constante búsqueda de la perfección musical. Era uno de los compositores más próliferos del metal y un innovador dentro de este mismo.
Charles Michael Schuldiner, más conocido como ‘Chuck’, fue -al igual que la banda Possessed- uno de los próceres del Death Metal, creador de cientos de melodías que dieron vida a este subgénero y más tarde rompieron con los esquemas del mismo, llevándolo a un camino más técnico y elaborado, aunque un poco solitario.
Oriundo de Long Island, New York, Chuck fue un niño que se vio enfrentado a una infancia dura, tras perder a su hermano mayor en un accidente de tránsito. Eso sucedió cuando el, en ese entonces, futuro líder de la banda Death tenía sólo 9 años. Eso sí, este incidente marcó el inicio de su cercanía con la música, ya que fue en ese periodo en el cual sus padres le regalaron su primera guitarra, para ayudarlo a canalizar el impacto de la tragedia.
Seis años después, tras pasar gran parte de su tiempo practicando e interesarse por bandas como Iron Maiden, Judas Priest y Venom, un ya perfeccionista pero adolescente Chuck comenzó a buscar músicos para tener su propio proyecto musical, una tarea que no sería fácil para una personalidad que exigía el 200%.
A finales de 1983, fundó Mantas junto al baterísta Kam Lee y el guitarrista Rick Rozz, su primera banda, que pese a durar sólo cuatro meses, fue el paso previo para la creación de Death.
Precisamente la disolución de Mantas se debió a un factor que sería común en la vida de Schuldiner, la búsqueda de compromiso y seriedad en el trabajo musical, y años más tarde la búsqueda del sonido ideal. Un factor que también le trajo muchos enemigos y, cómo él le llamaba, mala prensa.
Un primer intento
En 1984 Schuldiner dio el paso y comenzó a componer los temas para Death, aunque debido a problemas para encontrar otros músicos, tuvo que recurrir nuevamente a Lee y Rozz como acompañantes en este camino músical.
Entre el 84 y el 85 fueron lanzados los demos ‘Death by Metal’, ‘Reign of Terror’, ‘Infernal Death’, ‘ Back from the Dead’ y ‘Mutilation’, los cuales abrieron el camino para que Death firmara con Combat Records, mismo sello que en ese tiempo alojaba a bandas como Megadeth y Possessed.
Ya a fines del 85′ Chuck volvió a California, dejando atrás a sus compañeros de banda e iniciando la ruta para lograr su meta bajo el alero de una compañía discográfica.
El camino hacia la perfección
La historia consolidada de Death comienza con ‘Scream Bloody Gore’ (1987), un disco bastante duro y contundente en el que Schuldiner grabó prácticamente todos los instrumentos, aunque tuvo la ayuda de su amigo Chris Reifert en batería. En este trabajo se ven los primeros atisbos del futuro death metal de Chuck, con sonidos similares al thrash, pero mucho más violentos, aunque cuidadosamente trabajados, lo que no era muy común en aquella época.
Más tarde, en 1988 fue lanzado ‘Leprosy’, en el cual se marca un breve pero no muy deseado retorno de Rick Rozz y se cuenta además con las percusiones de Bill Andrews . La evolución de Schuldiner fue rápida y clara, y este álbum es un ejemplo de ello, pues resultó en un trabajo mucho más elaborado que su antecesor.
Spiritual Healing de 1990 marca uno de los primeros cambios en la mentalidad de Chuck, pues deja de lado las letras gore y se interesa más por el lado humano de la vida. Es más, en algunas entrevistas admitió que abordó la temática gore por su inmadurez, pero más adelante comprendió que ‘los temas de la vida diaria son más brutales que escribir sobre demonios arrancándole el corazón a una persona’, los temas de la realidad son los que realmente hacían que la gente se identificara con la música, por lo que le dio un cambio radical a sus letras.
Con respecto a la parte instrumental, el sonido de Death ya se consolidaba, con guitarras pesadas y complejas que serían acompañadas de potentes percusiones.
"Death, The Sound of Perseverance (Hamm - Schuldiner - Clendenin - Christy)"
De aquí en adelante todo fue en ascenso para el “sonido Death”, con Human (1991), Individual Thought Patterns (1993), Symbolic (1995) y The Sound of Perseverance de 1998, donde la madurez musical se deja ver consecutivamente, en especial en canciones como ‘Lack Of Comprehension’, ‘The Pilosopher’, ‘Crystal Mountain’, ‘Spirit Crusher’ o ‘To Forgive Is To Suffer’.
La evolución llegó a un punto en que las raíces del jazz y el rock progresivo que constantemente escuchaba Chuck se plasmaron en las creaciones de la última década de la banda, periodo en el que tuvo colaboraciones de grandes músicos como Steve DiGiorgio (Sadus, Testament), Gene Hoglan (Testament, Strapping Young Lad), Paul MasVidal (Cynic, Æon Spoke), Andy LaRocque (King Diamond) y Ralph Santolla, entre muchos otros.
El músico -> humano
Más de 20 personajes pasaron por Death, entre músicos de estudio y miembros oficiales, y de éstos últimos, sólo Chris Reifert se salvó de ser catalogado como estúpido por parte de Chuck, pero no por que realmente sufriera de un complejo ególatra, como acusaron los primeros componentes de Death, sino que por los problemas que éstos mismos acarrearon mientras estaban en la banda, principalmente debido a que el vocalista y compositor estaba en contra de las drogas y basaba su trabajo principalmente en el profesionalísmo musical.
Chuck
“Es difícil encontrar gente profesional y que sea fiel al sonido. No puedo lidiar con gente que nos va a impedir mejorar (…) Claro que me gusta cuando una banda mantiene su formación, pero mientras mantengan el mismo sonido, eso es lo que me interesa, que se haga buena música. Sin importar lo demás, Death siempre ha sido fiel a su sonido y eso es lo que importa”, dijo en una entrevista a Metal Mania en 1991, cuando se disponían a lanzar su disco ‘Human’.
Fue además en este periodo en que Chuck Schuldiner enfrentó directamente a las críticas que le llegaron desde todos los flancos, debido a los constantes cambios en la formación de la banda, que desde 1991 en adelante trabajaría sólo con músicos de sesión.
Es más, el disco ‘Human’ fue concebido como un concepto para responder a todas las críticas, y demostrar que las decisiones tomadas por Schuldiner no eran antojadizas, sino que apuntaban a buscar un mejor futuro.
“Creo que muchas veces la gente olvida que los músicos somos humanos. Todos podemos cometer errores y desafortunadamente cuando nos pasa el público nos mira con desprecio. Yo he cometido errores, he tenido que hacer cosas que no tienen sentido para la gente, pero en vez de asumir que soy un imbécil por hacerlas, deberían pensar en que tengo mis razones”, indicó también en 1991, explicando que buscaba aclarar las malas interpretaciones y rumores que lo dejaban como un ególatra ante los fans de aquellos años.
Schuldiner era un perfeccionista y siempre fue claro en explicar que el nombre Death no era más que eso, un nombre para la banda que se ajustaba lo violento de la música, pero no significaba algo más obscuro o macabro, ni menos algo cercano al satanismo.
Es cierto, su música era violenta y él quería que fuese así, pero su forma de ser no se condecía con la violencia de sus riffs. Por lo mismo, siempre se declaró amante de la vida, de los animales y, obviamente, de la cerveza.
“Soy una persona con una visión muy positiva, hacia la vida, hacia la amistad, hacia el amor, hacia todas aquellas cosas que nos hacen seres humanos”, dijo en 1991 durante una entrevista en MTV.
Chuck Schuldiner | 1967 - 2001
El Ocaso
Chuck no sólo estuvo involucrado en Death, pues también pudo publicar el disco ‘The Fragile Art of Existence’ con su proyecto paralelo Control Denied y participó en el supergrupo VoodooCult, junto a Dave Lombardo (Slayer) y Mille Petrozza (Kreator). En 1998 visitó nuestro país en una presentación que quedó grabada para siempre en la memoria de muchos fans del death metal.
Definitivamente era un músico prolifero y con futuro, pero en mayo 1999, específicamente el día de su cumpleaños número 32, todo cambió.
Tras sufrir una serie de dolores en la parte posterior de su cabeza, Schuldiner decidió hacerse algunos exámenes, en los cuales se determinó que tenía cáncer cerebral que requería inmediato tratamiento.
Aquí fue donde comenzó el extenso calvario del músico, quien decidió no rendirse, y tras casi un año de quimioterapias, fue sometido a una operación para extirpar los restos del tumor. Ya para fines de 1999 se anunció la recuperación de Schuldiner, sin embargo la alegría duraría poco.
Meses más tarde la familia de Chuck, que ya estaba en bancarrota debido al caro tratamiento y operación a la que se había sometido el músico, recibió una pésima noticia: el diagnóstico original no era el correcto, y ya en mayo de 2001 el cáncer reapareció.
Chuck siempre fue un buen estudiante, pero se aburría del colegio y lo abandonó a temprana edad, por lo que nunca tuvo un titulo, una profesión, ni tampoco un seguro médico, lo que en este caso le jugó en contra de una forma brutal.
El nuevo tratamiento era demasiado caro, y al no tener seguro, no podía costear la nueva cirugía que requería. Por ello su familia en conjunto con el sello discográfico Nuclear Blast publicaron dos DVD que muchos de los lectores de este artículo recordarán con emoción; ‘Live in L.A. (Death & Raw)’ y ‘Live in Eindhoven ’98′, ambos para recaudar fondos.
La comunidad metalera también se unió para ayudarlo, sus viejos compañeros y músicos de sesión que acompañaron los momentos más célebres de Death, Gene Hoglan, Paul MasVidal, Steve DiGiorgio, Richard Christy y Shannon Hamm, entre otros, estuvieron en esta cruzada para ayudar a Chuck, realizando una serie de eventos y donaciones para lograr el dinero suficiente para la operación, pero todo fue en vano.
Debilitado por una droga experimental que le suministraban mientras reunía el dinero, Schuldiner contrajo una neumonía, la cual terminó por quitarle la vida un día 13 de diciembre de 2001, cuando el connotado músico sólo tenía 34 años.
Trece años han pasado desde aquel momento en que Charles Michael Schuldiner dejaba este mundo, marcando otro de los puntos obscuros en la historia del metal. Trece años en que el legado de Schuldiner no ha muerto, y en que sus compañeros de sesión, ahora reunidos eventualmente en Death DTA, han intentado mantener viva la memoria de uno de los verdaderos padres del death metal, el mismo que alguna vez dijo, “quiero vivir para siempre”.