Sin duda, una de las modificaciones corporales más accesibles, variadas y rápidas de obtener son los piercings. Desde argollas de plata en la nariz hasta un aro de acero quirúrgico en medio de las cejas forman parte las infinitas opciones que tiene el interesado en esta práctica estética.
Aún así, insertar estas particulares piezas de metal en el cuerpo requieren de una especial atención. Por una parte, tomar seriamente las precauciones de higiene y recomendaciones de cuidado para evitar infecciones y problemas mayores y, por otra, asimilar el posible dolor.
Es por lo anterior que Rodrigo Pilquinao (apodado “Rapa”), un conocido piercer que trabaja hace más de dos años agujereando clientes en el local 11 en el centro comercial “El Pueblito” en Concepción, resumió una lista con los aretes más delicados y con mayor probabilidad de dolor, señalando sus requeridos cuidados.
1. Septum
El septum, ubicado en medio de las fosas nasales al final del cartílago, es una de las perforaciones más dolorosas puesto que atraviesa un sector altamente sensible de canales nerviosos.
A pesar que su nombre derive de la palabra “septo” -la que denomina la pared de cartílago que divide la nariz- este piercing se coloca en el vestíbulo nasal. Probablemente, si tienes uno de ellos, al perforarte fue “inevitable derramar una lágrima”, señaló el experto.
2. Cheeks o Margaritas
Los “cheeks” son dos piercings que atraviesan ambas mejillas simétricamente simulando “margaritas”. Según explicó “Rapa”, estos aros suelen inflamarse y molestar a la hora de comer tras las primeras horas luego de perforarse.
Es de total importancia mantener un cuidado delicado e higiénico con estos piercings, además de escoger a un experto a la hora de perforar la piel. Si no es así, probablemente se formen queloides en el rostro de la persona, o sea un exceso de piel cicatrizada al rededor de la perforación.
3. Príncipe Alberto
El piercing “príncipe Alberto” es una argolla de acero quirúrgico que atraviesa la parte inferior del glande y aparece a un lado de la uretra, siendo uno de los aros más utilizado en genitales masculinos.
Debido a que se encuentra en una zona sensible, normalmente su perforación puede causar sangrado, hinchazón e inflamación, acompañado de molestias y dolor. Respecto a su cuidado, Rodrigo señaló que es de vital importancia abstenerse de relaciones sexuales al menos un mes y medio, aunque su cicatrización puede tardar 6 meses.
4. Rook
Este piercing se utiliza en un pliegue interior sobresaliente de la oreja, ubicado en la parte superior dentro de ésta. Pese a que no duele durante la perforación, Rapa aseguró que luego se torna muy doloroso puesto que la zona perforada es el cartílago más grueso.
5. Industrial
La perforación “industrial” es una de las más usadas y dolorosas de todas. Esta consiste en atravesar dos puntos de la oreja uniéndolos con un aro tipo barra. Puesto que no es sólo una perforación, si no que dos, la piel tiende a hincharse en ambos puntos provocando una constante molestia.
Además, el experto señaló que es fácil “pasarse a llevar” este piercing, debido a los cambios de ropa y peinados, por lo que hay que predisponerse a ser más cuidadoso una vez hecho el industrial. Finalmente, debido a la incomodidad, muchos usuarios optan por usar dos aros distintos tras la cicatrización.
6. Hood
El piercing “hood” es una perforación que atraviesa el clítoris total o parcialmente -realizada con objeto de aumentar el goce sexual- y, pese a que no duele durante su perforación, si requiere de cuidados delicados respecto a la zona genital, aseguró Rodrigo Pilquinao.
Se considera en su cicatrización respecto a la profundidad del aro. Si éste perfora sólo la piel, cicatrizará en un par de semanas, si es una perforación profunda tardará más tiempo.
7. Nuca
Tal como dice su nombre, este aro se ubica en la parte posterior del cuello justo donde termina el cuero cabelludo. Según señaló Rapa, es uno de los más dolorosos puesto que la piel en esa zona es gruesa, tirante y sin grasa.
Otra característica que convierte a este piercing en uno de los más delicados, es que la inflamación provoca un efecto de incomodidad en un lugar de constante movimiento. A esto se suma la dificultad del cuidado posterior, ya que el usuario no lo puede ver.
Cuidados e higiene
Independiente si cuentas con alguna de las perforaciones anteriores, Rodrigo señaló que es importante considerar ciertos puntos generales para el cuidado de cualquier tipo de piercing. Es relevante además tener en cuenta que debes tratar con tacto delicado la perforación y no con brusquedad.
-No tocarlo
Regla primordial que resulta una de las más difíciles. Normalmente las manos no están lo suficientemente limpias para tocar la herida de un piercing recién hecho. Además, moverlo con los dedos sólo te provocará más dolor y no ayudará con la cicatrización.
-Limpiarlo con suero fisiológico
Ni salmuera, ni alcohol, ni cremas cicatrizantes. Lo único apto higiénicamente para limpiar tu nuevo aro es el suero fisiológico -el suero más conocido-, el cual podrás rociar sobre un algodón para limpiar tu piercing.
-No quitarse el piercing
Un error común de los curiosos. La perforación normalmente tardará algunas semanas -mes y medio, dos meses- antes que te lo puedas quitar. Si lo sacas antes del tiempo indicado, será dificultoso volverlo a colocar y aumentarás el riesgo de infecciones.