Eventos como la Teletón nos ha llevado a la convicción de que en Chile somos personas muy solidarias. Cuando hablamos de “solidaridad”, parece ser que siempre pensamos en esta manera de ayudar a otras personas: con una donación puntual, entregando víveres o ropa, para ayudar a nuestros o nuestras compatriotas.
Eso está muy bien, pero no es la única forma de expresar la solidaridad. En esta ocasión, quiero hacer una invitación a mirar más allá de nuestro país, a las realidades que viven personas en diferentes continentes y por diferentes razones.
Por ejemplo, un hombre llamado Raif Badawi fue arrestado en julio de 2012, y actualmente cumple condena en la cárcel de Birman en Arabia Saudita.
Raif es el fundador de “Liberales de Arabia Saudita”, un foro online destinado a promover el debate político y social en el país. A raíz de este foro, fue acusado de violar la ley informática de su país y de insultar al islam, e incluso la Fiscalía intentó que fuera juzgado por el crimen de “apostasía”, lo cual podría haberle significado una condena a muerte.
Finalmente, fue sentenciado a 10 años de prisión, 1.000 latigazos, una multa, la prohibición de viajar por 10 años y la prohibición permanente de expresar públicamente su opinión a través de los medios de comunicación.
Una mujer llamada Liu Ping fue condenada en julio de 2014 a una sentencia de 6 años debido a sus actividades contra la corrupción en China. Ella fue activista del llamado “Nuevo Movimiento Ciudadano”, un grupo que promueve la participación en la vida cívica.
Los/as activistas de este movimiento han sido acosados/as o detenidos/as como parte de una ofensiva de las autoridades chinas. La ofensiva contra este grupo pone en serias dudas las afirmaciones de las autoridades chinas, que aseguran haber adoptado fuertes medidas contra la corrupción, mientras al mismo tiempo persiguen a aquellos/as que tratan de exponerla. Liu Ping fue torturada durante su detención previa al juicio en el que recibió su condena.
Chelsea Manning puede ser un caso conocido para algunas personas. Ella es una soldado del ejército de los Estados Unidos, condenada a 35 años de cárcel por la filtración de material gubernamental clasificado al sitio Wikileaks.
Parte de la información que Manning reveló muestra posibles violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario, cometidas por las tropas estadounidenses en el extranjero, por las fuerzas afganas e iraquíes en conjunto con las fuerzas estadounidenses, por los contratistas militares y por la CIA, todo en el contexto de operaciones antiterroristas. Mientras esperaba su juicio, Manning fue detenida en régimen de aislamiento en una base militar por siete meses.
Ahora, más cerca en términos geográficos, un joven de 21 años llamado Daniel Quintero participó en una manifestación contra el gobierno en la ciudad de Maracaibo en Venezuela, en febrero de este año. En el camino a su casa fue detenido por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana y fue torturado en tres sitios diferentes antes de ser puesto en libertad. Hasta ahora no se ha hecho justicia por las torturas sufridas.
Por último, en un lugar llamado Mkhondo en Sudáfrica se encuentran con gravísimas dificultades para acceder a atención prenatal temprana y continua para las mujeres embarazadas, al punto que un 25% de las muertes maternas podrían haberse evitado si no hubieran tenido un acceso tardío y poco frecuente a la atención prenatal.
Mkhondo se encuentra en la Provincia de Mpumalanga, que es la única provincia de todo Sudáfrica donde las tasas de mortalidad materna han ido en aumento en lugar de disminuir.
Estas personas, hombres y mujeres, han sido víctimas de graves violaciones a sus derechos humanos. No son chilenas y ni chilenos. No está pasando aquí, pero está pasando ahora, a personas como tú o como yo.
Amnistía Internacional, a través de su “maratón de cartas” –hito anual que realiza todos los años en diciembre en el contexto del Día Internacional de los Derechos Humanos– estará trabajando arduamente para movilizar a millones de personas en todo el mundo, para firmar acciones, escribir cartas y enviar mensajes de solidaridad a éstas y otras personas. Al igual como sucede cuando un pequeño aporte a la Teletón contribuye a recolectar miles de millones de pesos, aquí cada firma individual, sumada a las demás, contribuye a hacer una presión real a los gobiernos para que tomen acciones y, en definitiva, se mejore la vida de estas personas. Para que recuperen su libertad, cuenten con adecuados accesos a salud, tengan derecho a acceder a la justicia, etc.
Mi invitación es a no dejar pasar una oportunidad como ésta, en especial luego de que conmemoramos el Día Internacional de los Derechos Humanos el miércoles. Apoyemos esta campaña y demostremos que nuestra solidaridad se extiende más allá de las fronteras del país.
Ana Piquer
Directora ejecutiva de Amnistía Internacional Chile