¿Qué hace que un hombre sea atractivo a una mujer? O viceversa, ¿una mujer a un hombre? Esa es la eterna pregunta que más de alguna vez nos hemos hecho en momentos que intentamos enamorar a alguien.
Si bien hay técnicas tanto para enamorar a una mujer como a un hombre, lo cierto es que mucho de ello ocurre en milésimas de segundos y de manera subconsciente.
Sobre este tema sabe el doctor Steven Dayan, un reconocido médico cirujano y habitual conferencista internacional quien escribió un artículo que viene a dar la respuesta científica a por qué somos sexualmente atractivos a otra persona.
La primera gran razón es la belleza, y es que -según describe- se trata de una comunicación universal en la que una especie y otra transmite un mensaje que pudiera traducirse en “soy saludable y tengo buenos genes”.
En el ser humano la belleza tiene incidencias en el subconsciente, tal como lo detalló un estudio en el Journal of Neuropsychologia, que pidió a un grupo de voluntarios evaluar las edades de las mujeres hermosas. Al hacerlo, sus centros de placer en el cerebro se estimularon, pero cuando se le preguntó el definir la belleza, la zona antes estimulada tuvo baja actividad.
Según comenta el doctor Dayan, si piensas conscientemente y defines a alguien como hermosa -o no-, tu cerebro no registrará el mismo placer que evaluar belleza de manera inconsciente.
Si bien esto puede rayar en lo superficial, lamentablemente ocurre y de forma instantánea en el subconsciente, por lo entender y comprender algunas de estas señales, es mejor que rechazarlas y condenarlas. Algunos estudios destacados, cita el experto, dan algunas pistas, como que a las mujeres se les gusta más cuando hay cierta simetría facial, juventud, proporción ideal de la cintura a la cadera, pelo largo y buen olor. Elementos que son claves para una buena primera imprensión.
Para los hombres en cambio, mostrar signos de virilidad, como un gran pecho, una mandíbula prominente y un perfil destacado, hacen que la mujer los mire mejor en la primera ocasión. De hecho, un estudio que demoró 50 años encontró que los cadetes de la West Point poseen los rasgos faciales de dominación.
Otro elemento fundamental es la atracción, y es que si bien la belleza es algo que se puede apreciar “en carne viva”, la atracción es algo dinámica y avanzada que hace que este factor sea más importante que el antes mencionado.
Observarnos el pelo, captar nuestro aroma, nuestra postura, expresión y voz, son factores que van más allá de lo estético y que se conjugan en los 100 milisegundos que tenemos para lograr una buena impresión y, por ende, mejores resultados.
“La persona más sexy en una habitación no es necesariamente el que objetivamente es más simétrico o físicamente perfecto, sino la persona que proyecta más confianza y felicidad en sí mismo“, afirma el especialista.
Si bien hay cosméticos, peinados e inclusive cirugías plásticas para corregir nuestro exterior, nada reemplazará el autoestima que nos tengamos y la confianza que proyectemos hacia la otra persona, elemento fundamental que nos juega a favor para ser verdaderamente atractivos.
Un estudio en la Universidad de Oregon encontró que las mujeres objetivamente bellas tienen en Estados Unidos cierta ventaja para ganar 50 centavos más que otra que no, sin embargo aquellas que se consideran bellas, ganaban 86 centavos más que la “objetivamente bella”. Esto ayuda a ratificar que quienes realmente sacan mejores beneficios no son las que cumplen el estándar de belleza, sino las que se piensan más hermosas.
De esta forma, el doctor concluye que conocer y entender este “código de lo subliminalmente bello” es un “primer paso” para sentirse realmente bien y atractivo frente al resto.