A veces puede parecer un silbido, otras veces un zumbido, un soplo, un susurro o, en general, un ruido que se presenta de manera constante o intermitente. Molesta bastante y no es audible para otras personas, pero sí se puede convertir en una tortura para quien sufre de esto.
Se le conoce como Tinnitus, o de una forma más acertada, como Acúfenos, que para los antiguos griegos significaba algo que se podría interpretar como “el sonido que aparece” o “el sonido fantasma”.
Los acúfenos son sensaciones auditivas ilusorias o ruidos que no están en el ambiente, pero que si podemos escuchar porque vienen desde nuestro propio organismo y son percibidos en nuestra cabeza, o en uno o en ambos oídos. En ocasiones han sido descritos como una sensación auditiva generada por una descarga neural en el sistema nervioso central, que es interpretada erróneamente por el cerebro como un sonido.
Esto se debe a distintos factores, que pueden pasar por cambios en la presión arterial, estrés, depresión, variados tipos de infecciones al oído, tapones de cerumen por mala higiene, uso de ciertos medicamentos, golpes en el cráneo, lesiones en el cuello o tumores del nervio acústico, entre muchos otros. Pero una de las principales causas es el trauma acústico producido por la exposición sonidos a muy alto volumen, ya sea escuchando música, disfrutando de un concierto o estando en un lugar de trabajo con ruidos extremos.
Asimismo, dependiendo de la edad de las personas, van aumentando las posibilidades de sufrir de este problema. Es común que los adultos mayores que han perdido capacidad de audición comiencen a experimentar este sintoma, según señala la OMS.
Las cifras de la American Tinnitus Association, indican que sólo en Estados Unidos 50 millones de adultos presentan este problema en algún grado, de los cuales 12 millones necesitan ayuda médica para sobrellevarlo.
Un factor importante a considerar es que los acúfenos pueden durar desde un par de minutos en el caso de los normales que afectan a las personas sin pérdida auditiva, hasta años en las situaciones patológicas, dependiendo de a qué enfermedad o a que causa estén ligados. Es por esto que siempre es recomendable acudir un otologo o un otorrinolaringólogo, para tratar de descubrir el origen de esta situación, que no puede ser catalogada como una enfermedad, sino que más bien como un síntoma que va ligado a una determinada condición médica.
Con lo anterior surge un problema, pues no existe una cura específica para los acúfenos, por lo que primero se debe descubrir qué los provocó, y en el caso de ser a causa de una enfermedad, se puede seguir un tratamiento médico que haga disminuir este síntoma y desaparecer gradualmente. A modo de ejemplo, si se sufre de este molesto ruido debido a una acumulación de cera en los oídos, el retirarla puede hacer desaparecer la molestia.
Tampoco existe una prueba específica que pueda determinar inmediatamente qué causó la aparición de este síntoma, por lo que aún se realizan investigaciones que buscan llegar a una solución.
Convivir con los Acúfenos puede ser un gran problema, pues afectan a la concentración, la capacidad de descanso e incluso al estado de ánimo de algunas personas. Hoy en día existen varias terapias que van desde el apoyo psicológico hasta la utilización aparatos generadores de ruidos constantes y audífonos para amplificar los otros ruidos. Esto busca ayudar a quienes padecen este problema, para que aprendan a convivir con ello y disminuir así los niveles de estrés provocados, que a la larga pueden convertirse en catalizadores de esta molesta situación.
Eso sí, entre las recomendaciones entregadas para prevenir estos problemas está evitar la cafeína, el alcohol y el tabaco, que si bien no producen directamente estos problemas, si ayudan a dejar al organismo vulnerable. Asimismo se recomienda mantener una vida saludable con ejercicios y momentos de relajación, y estar protegido ante situaciones de ruidos extremos o mantenerse alejado de estos.