El Camino del Inca, una red magistral de comunicación vial que se extendió a seis países de Sudamérica, fue declarado este sábado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco, una distinción que reconoce el ingenio de un sistema prehispánico que sorprendió al mundo.
Los senderos, que servían al Inca para controlar su imperio (Tahuantisuyo), se extienden desde Argentina a Chile, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia, y estaban unidos por un entramado de caminos que constituían el Qhapaq Ñan (en quechua Camino Inca).
Tras anunciarse la noticia, la ministra peruana de Cultura, Diana Álvarez, saludó el “reconocimiento (de) la grandeza del Camino Inca”.
“Para los peruanos significa el reconocimiento del mundo a la cultura Inca, que construyó una infraestructura uniendo kilómetros de camino para organizar todo su mundo andino”, dijo la ministra.
“Este extraordinario sistema de caminos se extiende por una de las zonas geográficas del mundo de mayores contrastes”, entre los Andes, la selva tropical, las costas del Pacífico y desiertos, destacó el comunicado de la Unesco.
“La denominación significa para los seis países el reconocimiento de uno de los monumentos más importantes del mundo andino”, dijo a la AFP, Luis Lumbreras Flores, arqueólogo del Proyecto Camino Inca del Ministerio de Cultura peruano.
El Qhapaq Ñan, la red de caminos más antigua de América, recorría longitudinalmente todo el Tahuantinsuyo a lo largo de la Cordillera de los Andes, desde el occidente de Argentina hasta el sur de la actual Colombia. La vía principal tiene unos 6000 kilómetros de sur a norte.
Este camino de montaña paralelo al océano Pacífico estaba unido por tramos transversales que incluso llegaban hasta las selvas y al Gran Chaco en Argentina y Bolivia.
“Existen otros tramos por donde la población aún transita. Tiene zonas empedradas, con piedra laja o rellenos de tierra, y en algunos sitios se puede ver muros de contención en ambos lados del camino”, dijo el arqueólogo peruano Cristian Vizconde.
La distinción permitirá conseguir financiación de organismos internacionales para la conservación y restauración de los senderos y santuarios que se levantaron en torno de la vía, afirman optimistas los arqueólogos.
Toda la red en costa, sierra y selva, totalizaba una extensión de 30.000 kms, que interconectaba los cuatro suyos, o puntos cardinales del imperio, con la mítica capital, Cusco (en quechua, “ombligo” o “centro”).
Perú reúne la mayor parte de los recorridos descubiertos de las antiguas rutas.
El trecho más famoso, y al que llegan millones de turistas de todo el mundo, parte de Cusco hasta la ciudadela de Machu Picchu. Son 43 kilómetros entre bosques, con escalones de piedra milenarios. El camino llega hasta la Puerta del Sol donde ofrece majestuosas vistas de las ruinas de Machu Picchu.
En Ecuador y Bolivia
La declaración de Patrimonio Mundial “es sin duda un atractivo muy grande si se lo aprovecha turísticamente como lo está haciendo Perú”, dijo a la AFP Roque Sevilla, presidente de Metropolitan Touring, una operadora turística en Ecuador, donde los caminos no están explotados más que por jóvenes aventureros.
“El Camino del Inca tiene un valor no sólo arquitectónico, también social ya que fue toda una forma de vida de una cultura que tuvo una especial relevancia en nuestra América”, dijo a la AFP Luz Elena Coloma, gerente general de Quito Turismo, gestora municipal del turismo de la ciudad.
El imperio inca funcionaba con un sistema de postas y mensajeros que se desplazaban a pie. Los mensajes eran enviados mediante un código de nudos en una soga, que aún hoy los arqueólogos intentan descifrar.
Desde Quito, un correo o una comunicación a Cusco, que era encargado a un mensajero o “chasqui”, podía demorar unos 10 días, según los investigadores.
En Bolivia, donde los tramos descubiertos están en mal estado o muchos fueron destruidos, utilizados incluso por camiones en la actividad minera, hay dos senderos: el camino “Takesi” y la ruta de “El Choro”.
El primero se extiende por 70 kilómetros y el segundo unos 90 kilómetros, ambos al norte de La Paz.
La declaración de la Unesco “pone en valor la ruta, le otorga vigencia y permitirá que se desarrollen proyectos”, dijo a la AFP Lourdes Mukled, presidenta de la cámara de operadores de turismo de La Paz.
Control y vigilancia
El Camino del Inca tenía cada 7 km un pukara (puesto fortificado) que servía para control del movimiento de los transeúntes. Y cada 21 km un tambo (posada) para que el Inca y su séquito descansara y se abasteciese de comida y agua, según los historiadores.
Además del comercio, las rutas también servían para el rápido desplazamiento de los guerreros en tiempos de combate.
Según arqueólogos peruanos, hay tramos de esta red vial que tienen unos 2000 años y fueron construidos por antiguas culturas, como la huari, y adoptados por los incas.
Los investigadores indican que el inca Pachacútec, que construyó la ciudadela Machu Picchu, usó esos caminos existentes y construyó otros uniéndolos en una red.
El camino tiene sectores afectados por agricultores y también por autoridades que lo han utilizado para otros fines, como en Chachapoyas (selva central peruana) donde fue destruido a fin de construir una trocha carrozable utilizada para la minería.