La función del refrigerador es conservar mejor ciertos alimentos y evitar que se descompongan a temperatura ambiente. Sin embargo, no todos los bocadillos deben guardarse en este electrodoméstico, pues algunos incluso se deterioran más rápido con el frío.
Por ello en BioBioChile hemos confeccionado una lista de cosas que no debes poner en el refrigerador, basándonos en información de la revista canadiense Best Health y el diario español El País.
1. Cebollas
Las cebollas deben estar en un lugar fresco, seco y bien ventilado. Según The National Onion Association (Asociación nacional de la cebolla) de Estados Unidos, este vegetal debe guardarse sin pelar y requiere exposición al aire para asegurar una óptima vida útil, por lo que no deben ponerse en bolsas de plástico.
La única excepción es cuando las cebollas ya están peladas y cortadas, ahí deben guardarse en un recipiente tapado en el refrigerador.
2. Zapallo
La Canadian Produce Marketing Association (CPMA) señala que el zapallo debe estar en un lugar bien ventilado, seco, oscuro y fresco.
3. Melones y sandías enteros
El Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA por sus siglas en inglés) descubrió que las sandías y melones pierden parte de sus propiedades antioxidantes (licopeno y betacaroteno) cuando se guardan en el refrigerador. “Los antioxidantes en estos alimentos son propensos a la degradación si no se almacenan adecuadamente”, señala Desiree Nielsen, dietista registrada con sede en Vancouver . Ella sugiere dejar los melones y sandías enteros a temperatura ambiente para mantener estos antioxidantes. Cuando están rebanados deben cubrirse y ponerse en el refrigerador.
4. Ajo
El ajo debe guardarse en un lugar oscuro y seco, ya que en el refrigerador corre el riesgo de comenzar a brotar.
5. Papas
Deben guardarse en un espacio oscuro, fresco y seco, de acuerdo a los cultivadores de papa de Alberta en Canadá. Ellos recomiendan ponerlas sin lavar en una caja de cartón bien ventilada. Si mojas las papas antes de almacenarlas, la humedad puede provocar hongos.
6. Miel
La Asociación de Apicultores de Ontario (Canadá) afirma que la miel se debe mantener en un envase bien cerrado a temperatura ambiente en un lugar seco. El PH y azúcar mantiene los microorganismos controlados, así que no es necesario refrigerarla. Además, la refrigeración puede provocar la cristalización.
7. Tomates enteros
The Ontario Greenhouse Vegetable Growers (Invernadero de Vegetales de Ontario) afirma que el aire frío puede convertir la pulpa de los tomates en papilla. Con esto coincide el columnista gastronómico del diario El País, Mikel López Iturriaga, quien afirma que “el frío daña las membranas interiores del fruto y convierte su pulpa en una pasta insípida y pastosa. Mejor tenerlos a temperatura ambiente, y en caso de haber cometido el error de meterlos en la nevera, dejarlos un día fuera antes de comerlos, que algo de sabor recuperan. Todo esto no lo digo yo, sino un sabio científico de la comida como Harold McGee”.
8. Damascos, plátanos, kiwis, ciruelas, duraznos y mangos
La Canadian Produce Marketing Association dice que estos frutos se deben mantener a temperatura ambiente para que retengan mejor sus nutrientes.
9. Café
El café debe ser guardado en un recipiente hermético y en un lugar fresco, seco y oscuro para conservar su sabor y frescura.
10. Paltas y piñas
Según Mikel López Iturriaga, “las bajas temperaturas anulan las enzimas que les permiten madurar. Entonces otras enzimas comienzan a actuar con más fuerza: unas causan daños celulares (ergo textura pastosa)”.
11. Chocolate
“El chocolate es otra víctima habitual del neverismo. Salvo que contenga un relleno lácteo o haga mucho calor, no hay ninguna necesidad de meterlo en el frigorífico. Si pones allí unos bombones o una tableta de chocolate abierto, verás que le sale una especie de capa blanquecina: una muestra de que su textura y sabor han resultado alterados”, asegura Mikel.
12. Pan
El columnista español dice que un error muy frecuente es el de meter el pan en el refrigerador. “Al contrario de lo que parece, envejecen más rápido allí que en una panera sobre la encimera de la cocina. Si se quieren conservar más de un par de días, lo mejor es congelar en rebanadas o trozos pequeños e ir descongelando en el tostador o a temperatura ambiente”.