Se cierra un año en política internacional y el terrorismo resurge como en los primeros años después de la invasión a Irak en 2003. Claramente se trata de un retroceso que la comunidad internacional y el multilateralismo estatal y no estatal debieran asumir. Es en esta interdependencia entre las naciones donde reside el sostén para la paz doméstica e internacional.
El 27 de diciembre de este año se cumplían seis años del asesinato de Benazir Bhutto, producto de un atentado terrorista. La malograda líder del Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), había sido la primera mujer en gobernar un país musulmán como Primera Ministra en dos períodos, 1988-1990 y 1993-1996. De potente carisma y mirada moderna, su muerte impactó el pathos político de una nación que es nuclear e inestable.
Como una de las personalidades políticas que más ha trascendido en una zona estratégicamente clave en la geopolítica mundial, Bhutto representaba al personaje que sabía demasiado. Se anticipó en su diagnóstico a la situación de estados paralelos o “con doble cuerpo” y la necesidad de la recuperación del estado infectado con el fanatismo Yihadista; una de las tendencias más violentas del islamismo que utiliza el terrorismo como instrumento protagónico.
La advertencia de Benazir Bhutto sobre el terrorismo internacional se expresa hoy con la inacabable guerra en Siria y situaciones como las de Egipto y varios países en África Central.
Un chileno se metió muy a fondo con el tema. En enero de 2009, de vacaciones en Valdivia, Heraldo Muñoz, cuando era embajador de Chile en Naciones Unidas (Nueva York) durante la presidencia de la Dra. Michelle Bachelet, recibe una llamada telefónica del jefe de gabinete del Secretario General Ban Ki-Moon invitándolo a encabezar la Comisión Investigadora del asesinato de Bhutto. Muñoz, que en la actualidad es Subsecretario General de la ONU y Director Regional para América Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), debió consultar con la Presidenta. La respuesta de la actual Presidenta Electa fue simple, como me lo manifestó en una entrevista el propio Muñoz: “Es excelente. Habla bien de ti y de Chile. Me parece que tienes que aceptar”.
La investigación derivó en un libro, “Getting Away with Murder” o Escapándose del Asesinato (WWW Norton. 2013), bajo la autoría de Heraldo Muñoz, recién lanzado en lengua inglesa y pronto a ser difundido en Pakistán en lengua Urdu.
De la investigación se desprenden aspectos fundamentales de la actual situación internacional y que exhibe los mismos rasgos de la guerra fría – ambición desmedida por la supremacía, utilización de la amenaza, subordinación de la política a lo bélico, operaciones encubiertas, cumplir objetivos sin contemplaciones, entre otros. El que hasta hoy aparezca un muchacho de 16 años como el culpable directo en un acto suicida que tomó la vida de la líder Pakistaní, es la punta del iceberg de un complejo entramado político que ahora sale a la luz pública.
Los márgenes de la nación moderna han sido determinados esencialmente por el progreso económico. El determinante cultural quedó suspendido en una norma económica uniforme y en el ejercicio del poder “a toda costa”. Algo sucedió a partir de la crisis económica mundial de 2008 reflejado en un “orden mundial” que no se ve y más bien lo que se observa es mayor incertidumbre internacional y situaciones caóticas repartidas en donde el belicismo es protagónico.