Si bien los satélites han permitido elevar las comunicaciones mundiales a nuevas alturas -literalmente- la base del intercambio mundial de datos tanto en telefonía como en internet sigue utilizando los cables submarinos.
Se trata de un rubro que representa la tenacidad del ser humano en su ruta al progreso, debido a la gran cantidad de dificultades técnicas a superar. El primero de ellos fue instalado en 1852 entre Reino Unido y Francia, seguido del cable que cruzó el Atlántico para poner en contacto a Canadá con Irlanda en 1866. Este debió ser reparado muchas veces, ya que las compañías navieras los saboteaban introduciéndoles clavos.
En la actualidad, existe más de un centenar de cables de fibra óptica que cruzan los continentes, principalmente en conexión con Estados Unidos, Japón y Europa, aunque sus terminales llegan hasta Groenlandia, Sudamérica, Australia y África.
Un mapa interactivo producido por la empresa estadounidense TeleGeography, bajo encargo de la firma Telecom Egypt, revela al público la oculta maraña de cables que surcan nuestros océanos, con el fin de mantenernos comunicados.
En él se puede observar que Chile tiene conexión a 2 cables submarinos principales: el SAm-1, que con bocas en Valparaíso y Arica se mueve por la costa del Pacífico y parte del Atlántico hasta Boca Raton en Florida, Estados Unidos; y el SAC, que con una trayectoria similar envuelve a Sudamérica desde Chile hasta Panamá.
Resulta increíble saber que cuando uno de estos cables se ve afectado, millones de personas pueden quedar sin comunicaciones, como cuando un fallo en el cable SAT-3 dejó a buena parte de África sin acceso a internet durante semanas, provocando graves perjuicios a la economía.
Revisa el mapa de cables submarinos 2013 a nivel mundial o sólo para Latinoamérica