El gobierno decidió quitar la urgencia al proyecto de ley de Obtenciones Vegetales, más conocida como “Ley Monsanto”, lo que evitó que fuera votada en el Senado durante este miércoles.
Esta iniciativa, presentada durante el gobierno de Michelle Bachelet, ha sido fuertemente cuestionada por grupos ciudadanos y de agricultores, pues según acusan, privatiza las semillas originarias del país entregándolas a grandes empresas como Syngenta, Bayer o Monsanto, de ahí su nombre coloquial.
La ley en general busca que quien obtiene una semilla nueva o variaciones, la pueda patentar a su nombre, y recibir los dividendos de su explotación, sea por él mismo o por otro agricultor.
Esto significa que un agricultor pequeño, que suele hacer variaciones a las semillas, guardarlas de un año para otro, o intercambiarlas con otros campesino, ya no lo podrá hacer si es que están ya registradas por otro agricultor.
Por otro lado, al no existir un registro o “inventario” de todas las semillas que hay en Chile, ni protección para ellas, se podrán patentar todas sin distinción, lo que generaría perder la soberanía de aquellas que por años han pertenecido, por ejemplo, a los pueblos originarios.
Así lo explicó al programa Expresso Bío Bío, el senador Juan Pablo Letelier, quien es opositor a la ley:
Según el biólogo y cofundador de Chile Sin Transgénicos, Iván Santandreau, que el gobierno haya quitado la urgencia al proyecto responde a un logro ciudadano que desde principios de este año se ha manifestado en contra para evitar su aprobación y poner el tema en el debate público, pese al cerco comunicacional.
Por su parte, los agricultores se han mostrado reacios a perder lo que por años ha sido suyo. El presidente de la Asociación de Agricultores Orgánicos de la Octava Región, Guillermo Riveros, explica lo que pasaría si esta ley, tal como está, se aprueba:
Existe un concepto internacional de agricultor en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en que se reconoce que la persona que siembra y cosecha tiene el derecho a usar la semilla que surge de su cosecha, algo que la ley de obtentores no permitiría si ésta ya está patentada por otro.