El convento de las religiosas de La Providencia en La Serena recibió en diciembre de 1973 a Ernesto Lejderman, cuyos padres fueron asesinados por una patrulla del regimiento Arica de la capital de la región de Coquimbo. El pequeño, de dos años en ese entonces, fue entregado por Juan Emilio Cheyre, con quien participó esta noche en el programa “El Informante” de TVN y Canal 24 Horas.
Resta menos de un mes para que se cumplan cuatro décadas desde que la dictadura militar se instaló en nuestro país y las dudas sobre las graves irregularidades en los procedimientos adoptados por las Fuerzas Armadas y de Orden no se han logrado aclarar en los años posteriores al regreso a la democracia.
Por ello, el mismo Lejderman preguntó por qué aún no se ha informado a cabalidad sobre el homicidio de sus padres, un argentino y una mexicana de 24 y 21 años. El proceso de investigación se inició ya en el gobierno de Aylwin, donde el juez encargado del caso habría recibido amenazas y la causa se archivó en la justicia militar.
“No le quiero desear a ningun militar genocida lo que sufrieron mis padres”, señaló Lejderman, quien sostuvo que el único motivo por el que accedió al “enfrentamiento” con Cheyre en televisión fue en representación de sus padres y honrando su memoria.
El otrora comandante en Jefe del Ejército descartó en más de una oportunidad tener mayores conocimientos sobre el tema que los que aportó en su momento a la justicia: “si yo hubiese sabido algo más en relación al caso de Ernesto, sin duda lo hubiera dicho”, aseguró.
Junto a ello, Cheyre sostuvo que él también debió convivir con el dolor de no conocer la verdad de los hechos ocurridos durante el régimen y particularmente en este caso.
En este sentido, uno de los puntos más debatidos en redes sociales fue el momento en que afirmó desconocer el informe elaborado por la Comisión de Verdad y Reconciliación, asegurando que tomó noción de él en 1998, al inicio de la investigación. El también conocido como “Informe Rettig” fue publicado en dos entregas por el diario La Nación los días 5 y 6 de marzo de 1991.
Pese a ello, Lejderman dejó entrever la demora del actual director del Servicio Electoral para responderle sobre las circunstancias de la muerte de sus padres y lo emplazó a eludir los “pactos de silencio” que aún se mantendrían al interior del Ejército.
“Yo invito a Juan Emilio Cheyre a que rompa los pactos de silencio y cuente qué pasó con los cuerpos de los desaparecidos”, le preguntó directamente el trasandino.
Ante esto, el militar en retiro declaró que no le consta la existencia de dichos pactos y que el grueso de la información ha sido revelada.
Pese a los emplazamientos, ambos entrevistados concordaron en la necesidad de justicia en los casos que aún no son aclarados. Sin embargo, Cheyre aseguró que en nuestro país “ha habido verdad como en ningún otro país”.
Lejderman fue más allá y apuntó hacia las condenas que deberían recibir los responsables de la muerte de su padre: “me parece que una de las formas de la justicia real es la cadena perpetua para los responsables”, espetó.