La justicia egipcia prorrogó este lunes la detención del presidente islamista derrocado Mohamed Mursi mientras sus partidarios siguen reforzando barricadas en las dos plazas que ocupan desde hace un mes en El Cairo a la espera de un asalto de la policía.
Mursi, derrocado por un golpe militar el 3 de julio, fue detenido oficialmente el 26 de julio acusado de presunta colaboración con Hamas y este lunes las autoridades judiciales anunciaron que prorrogarían otros 15 días su arresto.
La decisión judicial podría alentar a sus partidarios, que siguen movilizados en todo el país y piden la vuelta al poder del primer presidente elegido democráticamente de la historia egipcia.
La comunidad internacional, que intentó en varias ocasiones mediar en el conflicto, teme una masacre después de que la policía anunciara una operación inminente pero “gradual” para desalojarlos.
Altos responsables de las fuerzas de seguridad indicaron que sólo desalojarán a los manifestantes tras “varios requerimientos” durante “dos o tres días”.
En un mes, más de 250 personas han muerto, esencialmente partidarios de Mursi, en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad o con los opositores al presidente derrocado.
Haciendo caso omiso de las advertencias del nuevo gobierno, cientos de manifestantes protestaron en el centro de El Cairo con banderas egipcias y retratos de Mursi.
El domingo por la noche, al término de la tregua establecida hasta el final de las celebraciones del ramadán, la policía anunció una operación inminente, pero “gradual”.
Las autoridades intentan convencer a algunos manifestantes, atrincherados con mujeres y niños, de evacuar pacíficamente las plazas antes de lanzar un ataque contra los más determinados.
El gobierno interino debe hacer frente al mismo tiempo a la presión popular, que exige la dispersión rápida de los partidarios de Mursi, y a los llamamientos internacionales a la moderación, explicó a la AFP H.A. Hellyer, investigador del Brookings Institute.