El presidente irlandés, Michael Higgins, promulgó una ley que autoriza el aborto en caso de peligro para la vida de la madre, un texto adoptado tras la muerte de una mujer a la que se le negó una interrupción del embarazo y de la que los medios se hicieron eco.
La nueva ley autoriza el aborto si continuar con el embarazo supone un “riesgo real y sustancial” para la vida de la mujer, lo que debe ser certificado por los médicos.
La norma prevé que para determinar si existe riesgo de suicidio se requiera la opinión unánime de un ginecólogo y dos psiquiatras.
Esta última cláusula provocó la reticencia de una parte de los parlamentarios y de los antiabortistas, que temen que abra la vía a la multiplicación de los abortos en Irlanda, un país de fuerte tradición católica.
Por su parte, diputados de izquierda consideraron muy restrictivo el texto que no prevé autorizar el aborto en caso de violación, incesto, ni si el feto es anormal.
El texto, que era una promesa del primer ministro Enda Kenny del partido de centro Fine Gael, fue votado tras la muerte, en octubre de 2012, de Savita Halappanavar, una mujer de 31 años que falleció por una septicemia en Irlanda después de que se le negara la interrupción del embarazo cuando estaba sufriendo un aborto involuntario a las 17 semanas de gestación.
En 2012, 3.982 irlandesas, entre ellas 124 menores de 18 años, acudieron al Reino Unido para abortar, según el ministerio británico de Salud.