Wimbledon 2013 dejó mucho material para analizar. Dejó la imagen de un nuevo campéon, un escocés que hizo feliz a los ingleses. Y la imagen de un finalista que siempre raya en las alturas de la perfección, que hace honor a su condición de número 1 del mundo.
Ese mismo finalista jugó uno de los mejores encuentros de la historia en la semifinal ante otro tenista, un sudamericano, que también forma parte de los mejor del certamen que se juega en Londres. Y una definición entre las damas entre la número 15 y la 23 del ránking mundial. Todo un síntoma del actual momento del tenis femenino, en el que claramente lleva todas las ventajas Serena Williams, aunque esta vez cedió su favoritismo en los octavos de final, justamente ante la que luego sería una de las finalistas.
Wimbledon también dejó la sensación de una necesidad de cambios en el tema que tiene que ver con su célebre césped, ese que lo ha hecho famoso como torneo, pero imposible de dominar para la mayoría de los jugadores especialmente cuando se encuentran con que el mismo ha sido replantado y su condición no es la misma de torneos anteriores e, incluso, de los certámenes previos que se disputan dos semanas antes en Queen´s (Londres) y Halle (Alemania) y que sirven como preparación para el abierto de Inglaterra.
Demasiados golpes, traumatismos y abandonos durante la primera semana alertaron acerca de algo que no se hizo bien con el cambio de las semillas que convirtieron a la superficie en una verdadera pista de patinaje. Incluso, una de ellas propició el abandono de Christián Garín.
Señalar que el joven tenista chileno iba derechito a la parte final del certamen, pero que debió desertar en los octavos de final de la rama junior del torneo. Una lesión que le ha complicado el tendón de Aquiles de la pierna derecha. Seguramente, luego de las repercusiones y brindis por el triunfo de un nativo y a la hora de los balances, el tema del pasto plantado este año se llevará varias horas de discusión.
Respecto a Andy Murray, el escocés que nació en Dunblane el 15 de mayo de 1987, ha hecho feliz a toda Gran Bretaña tras una espera que duró 77 años (habría que restarle 6 porque desde 1940 a 1945 no se jugó el Abierto de Inglaterra debido a la Segunda Guerra Mundial. De hecho, Wimbledon y su entorno sufrió daños por los bombardeos alemanes…).
El espigado tenista entrenado por Iván Lendl (el segundo tenista más ganador de la historia, con 94 certámenes tras los 109 de Jimmy Connors) había perdido la final ante Roger Federer en 2012, aunque un par de semanas después se llevaba la medalla de oro obtenida en el mismo Wimbledon ante el suizo en los Juegos Olímpicos de Londres.
Como él mismo confesó con el trofeo de campeón 2013 entre sus manos: “Cuando empecé a jugar este año aquí, ya sabía lo que era perder una final y no estaba dispuesto a perder otra, por eso no fui a Roland Garrós…Una lesión pequeña me lo impidió; podía jugar pero decidí enfocarme en ganar aquí. Prefiero no ser el número 1 del mundo y ganar muchos torneos del Gran Slam…”.
La prueba de fuego la tuvo con otro jugador del mismo nivel que Federer en 2012: el serbio Novak Djokovic, al que le ganó en tres sets. El actual número 1 del mundo dejó todo en la semifinal ante Juan Martín del Potro, un match que ya está definido como el de la mejor semifinal de la historia de Wimbledon. Pero esa gran victoria en 5 sets y tras 4 horas y 33 minutos de disputa le quitó fuerzas y cabeza.
Djokovic había dejado todo ese viernes y el domingo jugó vacío. Pero estuvo en otra final (ya ha ganado 6), sigue siendo el número 1 del mundo y sabe que ahora, Murray con dos torneos grandes (campeón del US Open 2012 y ahora en Wimbledon), pasa a convertirse en su rival más importante.
Rafael Nadal experimentará si así como está su rodilla puede jugar en el mismo nivel que lo hace en la arcilla desde abril a junio, en el cemento desde julio a mediados de setiembre en Estados Unidos. Si la misma no responde en la temporada americana con final en el US Open, Nadal será entonces jugador de medio año de ahora en más. Y Federer ya está comenzando a transitar, lentamente aún, el camino del adiós. Tal vez se sume en algún momento a esta lucha Juan Martín del Potro quien en Londres dio claras muestras de haber alcanzado, otra vez, el nivel que tenía en 2009 cuando ganó el US Open.
Y la final de damas le dio a la francesa Marión Bartoli la chance de obtener el título que había cedido en 2007. Ahora con 28 años, y como decimoquinta preclasificada destrozó a Sabine Lizicki, la alemana, en sets corridos. La fuerza de la gala, jugadora que juega todos los tiros tomando la raqueta con las dos manos tanto en el derecho como en el revés, contrarestó los nervios de Lizicki que perdió la memoria de como jugar la final justo cuando había arrribado a la misma venciendo entre otras a la norteamericana Serena Williams. Su llanto, mientras jugaba, conmovió a quienes estaban presenciando el match. Pero no conmocionó a Bartoli que no tuvo contemplaciones. Claro, conviene decir que la final la disputaron la 15ta y 23ra clasificadas. Todo un síntoma…