Ver televisión en verano durante los 90’s en Chile era un ejercicio bastante simple. Se emitían programas de relleno, teleseries repetidas, uno que otro show desde la piscina de un Hotel y luego era el Festival de Viña del Mar sin parar hasta marzo.
Pero al iniciarse el Siglo XXI, Canal 13, que estaba al borde del abismo económico, le apostó todas sus fichas al formato del reality show con Protagonistas de la Fama, el que fue un éxito de rating, comercial y hasta me atrevería a decir cultural.
Una nación entera ya sea por gusto, comodidad u osmosis sabía de los vaivenes de la casa-estudio. En ese contexto cabe una pregunta ¿Cómo habría sido esto con redes sociales como las conocemos hoy?.
Así como el formato reality y sus sucedáneos ya tienen un nicho en la pantalla, hoy la interacción por Twitter o Facebook tiene una mella importante en cómo un producto es percibido, consumido y si se mantiene en el aire.
Mientras se debate en el Congreso la necesidad de tener rating online y cómo esas cifras moldean una televisión basada en los logros inmediatos, digeribles y del mínimo común denominador, las redes sociales pueden ser un instrumento más creíble que las “cajitas” que están sólo en algunos puntos del país.
Las Redes Sociales están en todas partes y funcionan al segundo, con una muestra mayor y con un historia reciente bastante interesante.
No tienen filtro sobres las reacciones reales que genera una persona en pantalla. Es cosa de leer la potente respuesta que tuvo Mauricio Israel en Mundos Opuestos 2 o la coordinada apatía con que fue recibida “Las Argandoñas”.
Revisa al instante momentos chistosos, raros, impactantes, o icónicos, de una transmisión.
Generan audiencia fiel ante un producto específico. Mentiras Verdaderas es un ejemplo claro de la integración exitosa de la interacción por web, no sólo por un tema estético sino que en contenidos.
Son una gran compañía y fuente de diálogo. Ver Tolerancia Cero sin una ventana de Twitter abierta es un ejercicio incompleto.
Le han dado una oportunidad a contenidos más de nicho o que merecen más exposición. Hay una cuota del éxito de El Reemplazante debido a su presencia en redes sociales, aparte de su calidad como producto audiovisual.
Como ciudadano quiero pensar que el impacto de las Redes Sociales en cómo son percibidos “realmente” los contenidos, es un tema de conversación en la mesas directivas de los canales de Televisión.
Si en temas relevantes como los debates políticos se aceptan preguntas de Twitter o Facebook, por qué estas personas no pueden modelar contenidos o incluso un paso más allá, ser un punto clave para lanzar productos nuevos, probar si efectivamente se quiere más cultura en TV o bien se sigue en la senda del entretenimiento puro y duro.
Y si bien no todos ocupan Redes Sociales, por lo menos hay más posteos que cajas de People Meter en el país como para pensar en una TV que piense en un “Twitter Meter” al programar para un público más consciente y con más opinión.