“Basta de mitos y verdades a medias, construyamos juntos el país forestal que todos queremos, en un marco de respeto y con propuestas social, ambiental y económicamente viables”. Así termina la columna publicada por el Ingeniero Forestal Jorge Goffard, el lunes 10 de diciembre en el Diario Financiero. De acuerdo a esta visión, los “ambientalistas” estarían difundiendo “mitos y verdades a medias” para perjudicar a la industria forestal. Dada la seriedad de esta acusación, he querido compartir algunas reflexiones.
En primer lugar, en la columna se plantea que “las plantaciones constituyen un aporte económico, ambiental y social que genera riqueza al país y no amenaza al bosque nativo”. A propósito de mitos y verdades a medias, ¿qué tan cierta es esa afirmación? Si fuera efectiva, ¿por qué las comunas que concentran las plantaciones están, al mismo tiempo, entre las más pobres y con peores índices de desarrollo humano del país?
La riqueza que generan las plantaciones se acumula y distribuye entre los dueños de las empresas, y su estrato ejecutivo. No está llegando apropiadamente a los trabajadores, ni a la comunidad aledaña. Eso se observa con claridad en los datos del PNUD.
Segundo, si las plantaciones no fueran una amenaza al bosque nativo, ¿por qué será que Arauco y CMPC han encargado estudios a la Universidad Austral de Chile para estimar cuánto bosque nativo han destruido desde 1994? En conversaciones preliminares, Arauco reconoce una superficie cercana a las 15 mil hectáreas, mientras CMPC anda en torno a las 10 mil. Y ojo, esta es sólo el área sustituida después de 1994, que las empresas reconocen. Si se incluyeran las superficies sustituidas entre 1974 y 1994, la cifra sería varias veces superior.
Entonces, ¿quiénes son los que tratan de establecer verdades a medias?
Tercero, las empresas han invertido millones de dólares durante la última década en la campaña “Bosques Para Chile”. ¿Se acuerdan? Los spots de televisión incluían una serie de imágenes lindas asociadas a las plantaciones de pinos y eucaliptus: niños jugando, un pájaro carpintero, un violín, etc., cosas tan bellas y nobles, pero tan alejadas a nuestra realidad forestal. ¿Quiénes son entonces los que tratan de crear mitos?
Por otra parte, hay casos emblemáticos de irresponsabilidad social, como el pago que efectuó Arauco a los pescadores de Mehuín para que dejaran de oponerse al ducto de la Planta de Celulosa Valdivia. ¿Les parece ético intervenir una comunidad de esa forma?
Si Uds. vivieran en esa comunidad, y sus hijos comenzaran a ser agredidos por otros niños, debido a que sus padres se vendieron, o no se vendieron ¿en qué posición estarían? Y si perteneciéramos a alguna comunidad Mapuche y los carabineros nos allanaran día por medio buscando “terroristas”, ¿cómo nos sentiríamos?
Es bueno hacer el ejercicio de ponerse en el lugar del otro para no terminar defendiendo lo indefendible.
A pesar de mis discrepancias con la visión del Sr. Goffard, acepto su llamado a construir un sector forestal sustentable, en un marco de respeto y con propuestas. Sin embargo, para eso tenemos que partir de la verdad. ¿Y cuál es esa verdad?, probablemente algún punto intermedio entre la visión de la industria forestal, representada por el Sr. Goffard en su rol de Subgerente de Desarrollo Forestal de Arauco (es bueno transparentar todos los roles que uno tiene), y la visión y vivencias de la comunidad (campesinos, comunidades indígenas, organizaciones ambientales, académicas, etc.).
Si analizamos quienes han sido los principales beneficiados con la política de fomento a la forestación en Chile, nos daremos cuenta que han sido los grandes inversionistas. Las 7 familias de siempre. Mientras los costos son pagados por las comunidades locales, los trabajadores forestales (que en su gran mayoría ganan sueldos paupérrimos), la pequeña y mediana empresa, y nuestra fauna y flora.
La Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo nació justamente para dar un punto de vista técnico, y romper el monopolio de la opinión que se generó a principios de los 90´s, cuando las grandes empresas forestales comenzaron a manipular a nuestro gremio. Nuestras opiniones se basan en estudios, publicaciones científicas, y también en vivencias, las vivencias de la gente que “se sufre” el sector forestal que tanto se alaba.
¿Han visto como los pesticidas usados en las plantaciones matan los panales de abejas de los campesinos, sus gallinas, cerdos, etc.? ¿Han visto como las empresas forestales siguen cortando la vegetación nativa en esteros y quebradas, y el efecto que eso produce en la disponibilidad de agua? Si no me creen, averigüen por qué Forestal Anchile perdió su certificación FSC, y por qué Arauco y CMPC han fracasado en obtenerla.
Nuestro rol como ingenieros forestales es promover el manejo forestal sustentable, lo cual implica manejar los bosques en beneficio del ser humano, sin romper equilibrios sociales y ambientales. Ese es nuestro compromiso con la sociedad. El sector forestal que hemos construido en Chile muestra un gran avance en el componente económico de la sustentabilidad, expresado en términos de crecimiento económico (aunque altamente concentrado), pero un desempeño pobrísimo en términos sociales y ambientales. Es tiempo que nivelemos las cosas.
René Reyes, Ingeniero Forestal (M.Sc.), Estudiante de Doctorado, Universidad de British Columbia y Director Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN).