En la discusión del proyecto de Ley de Pesca, el Gobierno ha invocado a la sustentabilidad como el eje de esta iniciativa legislativa. Sin embargo, al leer detenidamente el proyecto, se evidencia que no existen mecanismos de recuperación de pesquerías, ni tampoco responsables de tal heroica tarea.

Es por este motivo que siempre he postulado la necesidad de que Chile, como todas las naciones pesqueras, cuente con un Instituto Pesquero del Estado autónomo, lo más lejos posible de presiones políticas y económicas. Sin embargo, el Gobierno, en concomitancia con el empresariado, ha desarrollado una vía alternativa más “manejable”.

Para entender la necesidad de tener un sólo responsable de establecer el estado de los recursos pesqueros y las cuotas de pesca que son posibles extraer, hay que partir señalando que en el fondo estamos hablando de administrar miles de millones de dólares que están en el agua nadando y cuántos de estos dólares con aletas se pueden sacar cada año.

Lo lógico sería que para ésto, Chile contara con una especie de “Banco Central”, responsable de establecer cuánto se puede capturar cada año, con parámetros establecidos y sujetos a crítica y revisión por pares. Sin embargo, como lo señalé en mi anterior columna, el Gobierno ha desarrollado la idea de que lo mejor es crear Comités Técnicos (CT) para las distintas pesquerías, formado por individuos que no tienen responsabilidad alguna, ni presupuesto para hacer nada.

Lo peor es que la industria tiene sus propios “científicos” que querrán ser parte de estos CTs: lo pongo en comillas porque hay algunos que incluso dicen tener doctorados, pero el único que han logrado es el de “Yes-Man”. Es decir, la propuesta es seguir ocupando al Instituto de Fomento Pesquero, IFOP -instituto CORFO que hace malabarismo para financiarse- para que haga la investigación, pero luego darle la tarea de decidir sobre cuánto se pesca a un CT.

Por supuesto, a estos comités serán invitados los científicos de IFOP, a quienes les darán un Chocman, plata pa’ la micro y los sentarán en la “mesa del pellejo” para que vayan a recibir los tomates y huevos a las sesiones. Luego, el CT, formado por los “elegidos” y en solemne acto, propondrá la cuota de pesca.

Hace algunos días un ex subsecretario de Pesca decía que no había que faltarle el respeto a los científicos que serán parte de los CTs, al decir que podrían ser permeables a las influencias de los usuarios. Pero yo me pregunto, ¿no es una falta total de respeto y de responsabilidad el que quienes hacen la verdadera investigación y saben del tema -como son los investigadores de IFOP- queden reducidos a un segundo plano? o ¿no es una falta de respeto para los chilenos que eliminen el Consejo Nacional de Pesca, que es un club que se asigna cuotas a ellos mismos, y se remplacen por los CTs que pueden terminar en lo mismo?

Desafortunadamente, son tantos los millones de dólares en el agua que las presiones por aumentar las cuotas seguirán siendo brutales, y por mucho que defendamos la honra de quienes podrían formar parte de esos CTs, sabemos que todo hombre tiene su precio y que la realidad es muy distinta a la que nos gustaría que fuera.

Qué mejor ejemplo que la de un subsecretario de Pesca, que en contra de sus principios y los de su partido, hoy aboga por entregar los recursos pesqueros en forma exclusiva y perpetua a un pequeño grupo de privilegiados que él mismo siempre criticó. Por último, me pregunto ¿Cuál es el temor a tener un Instituto Pesquero del país responsable de velar por la sustentabilidad de los recursos pesqueros de la Nación?

Albert Arias

Albert Arias


Albert Arias Arthur Master of Marine Affairs University of Washington. Actualmente se desempeña como asesor en política pesquera para Anapesca A.G.