El fenómeno se llama Subempleo: abarca a cerca de 636 mil trabajadores chilenos que desempeñan algún tipo de labores por más de una hora a la semana, pero que no encuentran un mejor trabajo, pese a que desearían hacerlo a tiempo completo. Por su parte, mes a mes las autoridades celebran asegurando que con un 6,5% de desempleo nos encontramos ad portas del “pleno empleo” y preparados para olvidarnos de la problemática.
Ahí está el error. Ocurre que durante 2010 la encuesta fue cambiada y ampliada como requisito para acceder a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Para ello, el INE cambió la tradicional encuesta -donde la pregunta hace mayor referencia hacia un trabajo estable- por otra donde pregunta si “la semana pasada, es decir, entre lunes y viernes, ¿trabajó por lo menos una hora?”.
A pesar de lo negativo que puede parecer, la Nueva Encuesta Nacional de Empleo (NENE) incluye una serie de tópicos que permiten un mayor análisis y fijación por la calidad del empleo que se genera.
Pese a esto, algunas autoridades hacen caso omiso de esos factores y sólo apuntan sus dardos a celebrar un índice que no es tal.
El Doctor en Economía y Profesor Investigador de la Universidad del Desarrollo, Jean Sepulveda, se mostró en desacuerdo con la posición mostrada por las autoridades, y plantea que la nueva encuesta ayuda a que una mayor cantidad de personas parezcan estar empleadas.
Al mismo tiempo, reconoció que existen algunos sectores productivos -tal como ocurre en el sector construcción y agricola- donde existe Pleno Empleo; pero, aún así, la actual encuesta realizada por el INE considera empleado a personas que trabajan pocas horas a la semana.
Además, el académico aseguró que la encuesta posee una mayor cantidad de información, por lo que es posible comparar los empleados por cantidad de horas, y determinar -naturalmente- que quienes trabajan entre 1-30 horas a la semana no pueden ser considerados como individuos con un trabajo estable, ya que no alcanzan a completar ni media jornada.
Entonces, si sumamos la cantidad de desempleados que arroja a primera vista la encuesta del INE, junto con quienes son parte de estos 656 mil empleos de baja calidad, la cifra termina siendo ostensiblemente superior a la publicada a priori.
Según un informe publicado por la Fundación Sol, al incluir la Tasa de Desempleo normal (TD) y el desempleo por subempleo, la cantidad de desocupados aumenta en un 77%; alterando el tranquilizador 6,5% indicado por el gobierno y alcanzando un registro cercano al 11%.
Ante tan complejo panorama, Jean Sepúlveda sostiene que -en teoría- el camino a una solución podría darse por la vía de una mejor capacitación. El problema ahora es que la mayoría de esos proyectos de especialización para la mano de obra se canalizan dentro de las mismas empresas. Entonces ¿qué hacemos para capacitar a quienes no tienen trabajo?
A primera vista, la solución pareciera ser la instauración de un programa municipal especial de capacitación; ya que para una persona cesante es sumamente difícil asumir el costo de un perfeccionamiento por su cuenta. Además, esta entidad es la que más cerca se encuentra de las comunidades locales.
En definitiva, está claro que es necesario buscar métodos nuevos para alcanzar el añorado empleo de calidad en Chile. Ni pensar en que el asunto está resuelto: ¿Qué harías tú para remediarlo?