“Siempre va a haber alguien que no alcance a entenderlo todo, o que tiene otra visión, aún entendiendo que tiene otra visión y eso es aceptable, pero somos muchos más los que creemos en el diálogo, somos muchos más los que creemos que hay algún minuto para lucharla, pero también hay un minuto para llegar a acuerdo” fueron las palabras de Iván Fuentes, quién es por hoy el dirigente social más destacado de la comunidad de Aysén, ante la molestia de algunos pescadores que no les pareció bien el acuerdo con el que se había llegado con el Gobierno y que quieren seguir en la trinchera, luchando por el todo o nada.
Esta situación me hace recordar lo que escribió en el año 1947 San Alberto Hurtado Cruchaga en su libro “Humanismo Social”, describiendo tres actitudes que toman las personas ante eventos sociales como las movilizaciones y que, a mi parecer, aún grafican muy bien la sociedad en que vivimos.
El Padre Hurtado señala que una primera actitud es la de quienes dicen estar “involucrados al 100%” con el movimiento social, aquellos que “fomentan esa contienda y hacen de la lucha un instrumento de reforma social. Azuzan el odio de clases, encienden la hoguera y aspiran a poner a los que hoy poseen a los pies de los que hoy obedecen”.
Estas personas son los que viven en contra del sistema, los que no luchan por el objetivo, sino más bien por derrotar personas, por derrotar a quienes no piensen igual que ellos, sin importarles acuerdos intermedios, quieren el todo o nada y están dispuestos a sacrificar a las personas que ellos representan y perderlo todo, no entienden que los cambios se producen con avances paulatinos, con pequeños logros, incluso si su lucha tiene éxito, buscarán otra para seguir siendo los opositores al sistema.
Me atrevo a señalar que estas personas no están pensando en el bien común, sino en sus objetivos propios (muchos nombres de dirigentes se me vienen a la cabeza), y como el propio Alberto Hurtado señala “Tal actitud no podemos aceptarla. Los hombres no podemos considerarnos enemigos. Somos hermanos”.
La segunda actitud que toman algunas personas ante los movimientos sociales es la de abstinencia de la pelea, no les importa, como lo señala el Padre Hurtado: “Innumerables son los que al menos en la práctica se cruzan de brazos, indolentes ante el porvenir, desinteresados del bien común, del progreso de la justicia social, poseen bienes y los gozan”.
Es así como muchas personas no saben lo que pasa en el país, y peor aún, no les importa, porque su filosofía individualista los ha cegado para ver mas allá de sus jardines, más allá que de sus propias familias y circulo de amigos. Este tipo de personas me hace recordar una frase que hace mucho escuché: “Desde los balcones de sus mansiones en la Dehesa no se ve Chile, no se ve el verdadero Chile”.
La tercera actitud que expone San Alberto Hurtado señala que “no es de lucha ni abstención, sino de sincera colaboración social” y es esta actitud la que veo en Iván Fuentes, una persona del territorio de Aysén que decidió ponerse a disposición de sus vecinos para liderar una lucha verdadera, una lucha por justicia social, y que todos entendemos, sin intereses particulares, con la mente abierta para dialogar con el Gobierno, pero con la suficiente claridad política para captar cuándo ese diálogo se puede transformar en un monólogo del Ejecutivo, el que no permitirá, por compromiso y convicción; con la suficiente humildad para reconocer cuando no sabe o no entiende algo y pedir ayuda (él llamo a los hermanos Parisi para que les explicaran los alcances económicos que las propuestas del Gobierno tendrían en los bolsillos de cada familia de Aysén).
Este año sin duda será de muchas movilizaciones sociales: nuevamente los estudiantes lucharán por equidad en la educación, entendiendo ésta como el motor del verdadero desarrollo, ese que busca igualdad y crecimiento (y el cual comparto); la injusticia por la excesiva centralización del país verá luchas en diversos territorios, como lo ha sido en Aysén, será también en Calama, Arica, Punta Arenas y quizás cuántas otras ciudades se unirán (que también comparto); la desesperación por volver a vivir como antes del terremoto, que ya pasado más de dos años no se ven soluciones reales y dignas a corto plazo; y así, quizás cuántas más.
Entonces es hora de preguntarnos: ¿Qué tipo de dirigentes queremos? O más bien ¿Qué tipo de dirigentes necesitamos?
Álvaro Acuña Hormazábal es Director General de Comunicación Estratégica en la Universidad del Bío-Bío. Su cuenta en Twitter es @alvaroacuna01.