Gonzalo Durán, economista de Fundación SOL, señala que desde que es posible medir la calidad de los empleos a través de la Nueva Encuesta de Empleo del INE (Enero – Marzo 2010), existe una variación positiva de 580 mil empleos, sin embargo, éstos no están obedeciendo a criterios de calidad que permitan tener buenas condiciones de vida para todos.

Por: Fundación SOL

Actualmente, somos el país más desigual de las naciones que integran la OCDE. Además, cuando estos países tenían el mismo PIB per cápita de Chile, su desigualdad era la mitad de la nuestra.

Estamos acostumbrados a escuchar cifras positivas sobre el desarrollo del país, como el aumento del PIB o la baja en la cifra de desempleo, sin embargo, éstas no representan una mejora real en la calidad de vida de las personas.

Fundación SOL, a través de sus diversos estudios en materias laborales y económicas, revela que los 580 mil empleos creados durante la administración de Piñera hasta noviembre 2011, no responden a estándares de buena calidad.

El 50% son trabajos por cuenta propia, familiares no remunerados o de servicio doméstico, los cuales se caracterizan por tener una débil inserción y una alta inestabilidad. La mitad restante de estos nuevos empleos son asalariados, pero en un 100% tercerizados, lo que significa que no son contratados por la empresa para la cual trabajan, traduciéndose en una peor situación laboral.

Además, muchos de estos trabajos son de tiempo parcial, a pesar de que las personas tengan la intensión de trabajar jornada completa, fenómeno que se conoce como “subempleo”.

Específicamente, en la última medición entregada por el INE (trimestre septiembre – noviembre 2011), el número de personas subempleadas sigue encumbrada por sobre las 700 mil y las mujeres alcanzaron el valor más alto desde que es posible medirlo, llegando a 401.500 subempleadas.

Según Gonzalo Durán, economista de Fundación SOL “las malas condiciones de trabajo son conductores de primer grado en la generación de la desigualdad en la distribución de los ingresos”. Chile, en comparación con las naciones que integran la OCDE, es el país con la mayor brecha entre ricos y pobres, lo que se relaciona con la baja calidad de los empleos.

Entre junio de 2010 y junio de 2011, en Santiago se crearon 74 mil puestos de trabajo, sin embargo, la desigualdad de ingresos, medida por el coeficiente de Gini, aumentó en un 8% (cálculos de Fundación SOL, en base a Encuesta de Empleo y Desempleo de la Universidad de Chile). Este ejemplo, entonces, anula todo el optimismo con el que el Gobierno interpreta las cifras de desarrollo del país.

A partir de estos antecedentes, la Fundación SOL pone énfasis en la necesidad de crear políticas públicas que promuevan la “negociación colectiva de alta cobertura, una política industrial que fomente una economía productiva y empleos de calidad, y un trato preferencial para las micro y pequeñas empresas”. El objetivo de esto es que se “procure un buen vivir para todos y un bienestar que no se restrinja a una élite siempre favorecida con las banderas miopes del crecimiento”.