El presidente estadounidense, Barack Obama, confirmó este viernes que fracasaron las negociaciones de último minuto con los republicanos para evitar una cesación de pagos de la deuda.
Obama criticó a los republicanos por no aceptar un “pacto extraordinariamente justo” y convocó a los líderes del Congreso a nuevas conversaciones el sábado.
El mandatario habló en una improvisada rueda de prensa luego de que el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, anunciara que su partido se retiraba del diálogo con la Casa Blanca para buscar una salida al problema de la deuda, y que en adelante trabajaría con el Senado para alcanzar un acuerdo.
“He decidido poner fin a las negociaciones con la Casa Blanca y comenzar las conversaciones con los líderes del Senado en un esfuerzo por encontrar una salida”, dijo Boehner en una carta a los miembros de la Cámara.
El anuncio alimenta las dudas sobre el destino de los esfuerzos para aumentar el límite de deuda de Estados Unidos de 14,3 billones de dólares antes del 2 de agosto, cuando el gobierno de la nación más rica del mundo se quedará sin dinero para pagar sus cuentas.
“Básicamente lo que habíamos ofrecido al presidente de la Cámara Boehner fue más de un billón de dólares en recortes al gasto discrecional, tanto interno como de defensa”, dijo Obama a periodistas.
“Es difícil entender porqué el presidente de la Cámara Boehner rechazaría este tipo de acuerdos y, francamente, si se fijan en los comentarios por ahí, hay un montón de republicanos que preguntan porqué no podría llevarse a cabo”.
Obama agregó que el pueblo estadounidense está “harto” de las posturas políticas, y dijo que estaba dispuesto “a firmar una extensión del límite de la deuda hasta 2013″.
“Estoy dispuesto a asumir la responsabilidad”, dijo Obama.
Pese al fracaso de las negociaciones, el mandatario dijo que estaba “seguro” de que Estados Unidos no incumpliría sus compromisos de deuda.
Washington llegó al techo legal de la deuda federal el 16 de mayo, pero ha utilizado los ajustes de contabilidad, así como la recaudación tributaria mayor de lo esperado, para pagar sus deudas y continuar operando hasta la fecha límite.
Desde mediados de mayo, la deuda federal estadounidense, de 14,3 billones de dólares, alcanzó el límite máximo autorizado.
El Tesoro estadounidense advirtió que después del 2 de agosto, a menos que el Congreso vote un aumento del techo legal de la deuda, Estados Unidos no podrá cumplir con sus compromisos y deberá recortar 40% de sus gastos de un día para otro, una situación peligrosamente cercana a la cesación de pagos.
Líderes financieros y de negocios han advertido que el fracaso en elevar el techo de deuda estadounidense podría tener repercusiones negativas en la economía mundial, mientras que Obama ha pronosticado que un incumplimiento daría lugar a un “Armageddon” económico.
Boehner y Obama estaban en desacuerdo sobre una serie de cuestiones, pero un punto clave del fracaso de las negociaciones fue la presión de la Casa Blanca para aumentar los impuestos a las grandes corporaciones y los sectores adinerados, cuestión a la que los republicanos se oponen ferozmente.
“El acuerdo no fue alcanzado, y nunca realmente estuvo cerca de ser logrado. En fin, no pudimos conectar. No por diferentes personalidades, sino debido a las diferentes visiones de nuestro país”, dijo Boehner en su carta a la Cámara.
“El presidente es enfático en que los impuestos tienen que ser aumentados. Como antiguo pequeño empresario, sé que aumentar los impuestos destruye puestos de trabajo”, añadió el títular de la Cámara.