El embajador de México en Chile en 1973, Gonzalo Martínez Corbalá, protagonista fundamental en la investigación de la muerte de Pablo Neruda, confirmó a La Radio haber estado con el poeta horas antes de su muerte, afirmando que se encontraba “normal y no catatónico”.
Hace poco más de un mes, el último asistente de Neruda, Manuel Araya, aseguró que éste fue asesinado en la Clínica Santa María, mediante una inyección que le provocó la muerte la noche del 23 de septiembre de 1973.
Esta declaración más otros antecedetes, hicieron que el Partido Comunista interpusiera una querella para esclarecer la muerte de Neruda, acción fue acogida por la justicia a través del juez Mario Carroza.
Martínez Corbalá fue el embajador de México en Chile en 1973, conoció a Neruda y realizó las gestiones que sacarían al poeta del país, rumbo al exilio en México el 22 de septiembre.
Neruda, quien se encontraba internado desde el 19 del mismo mes, en la Clínica Santa María, solicitó al diplomático retrasar el vuelo para el lunes 24. Sin embargo, muere el 23.
De acuerdo a versiones oficiales, Neruda se encontraba muy mal de su cáncer a la próstata, agravado por la tristeza que le provocara la muerte de su amigo, el Presidente Salvador Allende, el 11 de septiembre de ese año.
Sin embargo, tanto Araya y ahora el entonces embajador, aseguran que Neruda si bien estaba enfermo, “no estaba catatónico” como para morir, como lo hizo sospechosamente horas antes de partir a México.
En esta entrevista realizada en exclusiva por Dániza Tomicic, el diplomático cuenta detalles de los últimos días de Pablo Neruda: